Avicena comentando a Aristóteles
Aquellos que niegan el principio de contradicción deberían ser quemados o flagelados hasta que admitan que no es lo mismo ser quemados o no serlo, o ser flagelados o no serlo. Y de igual modo aquellos que niegan que se den hechos contingentes han de ser torturados hasta que se convengan que es posible no sufrir tormento.
Esta perla me la envio Cristina, aún no la corroboro.
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