Diccionario de los vientos. Ivetta Guerasimchuk (n1979)
Dividir el tiempo significa destruirlo, como demostró Zenón de Elea en su constante búsqueda de respuestas a las preguntas indescifradas.
En toda la sociedad humana siempre ha habido personas dispuesta a dedicarse a esta vivisección del tiempo. Gracias a Dios, nunca se han salido con la suya.
Unos armados con el ejemplo de los lotófagos de Homero, aspiran a “liberar” el futuro del pasado. El Diccionario de los vientos los denomina “anemófilos”
Éstos creen firmemente que el tiempo es infinito, y nos les interesa cuánto tiempo ha transcurrido ya, pues lo infinito no tiene límites ni tienen fin los cambios que se producen en él. Los “anemófilos” celebran todo cambio y prefieren el viento a su ausencia, incluso si se trata de la más poderosa de las tormentas.
Otros valoran el tiempo por encima de cualquier cosa, pues consideran que es un don de Dios y sería insensato, un grandísimo pecado, consumirlo. El Diccionario de los vientos los denomina “cronistas”. Los “cronistas” no están seguros del futuro, como tampoco están convencidos de que el tiempo sea infinito. En cambio, están seguros del pasado, y por esto hacen lo posible por “liberar” el pasado del futuro, que lleva en sus entrañas, junto con los cambios que tanto aborrecen los “cronistas”, lo desconocido.
DICCIONARIO DE LOS VIENTOS. Diccionario en el que se han aportado definiciones, descripciones, comentarios, citas y personalidades relacionadas de un modo o de otro con el viento. La veracidad de todo lo que contiene el D. De los V. (como en el caso de cualquier otro libro) depende del grado de certeza que le otorgue el lector)
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