Extrarradio
Me gusta observar desde la orilla. No sé cuando tuve conciencia de que mi madre tenía una minusvalía, me enteré cuando mis compañeros de primaria se burlaban de mí utilizándola a ella, o cuando las vecinas, en las broncas del barrio le escupían apodos.
Nunca la he visto “anormal”, demasiado protectora, gratificantemente amorosa. Cuando tenía quince años ( hace cincuenta años) , mi abuelo, conciente de las dificultades que tendría en la vida, intentó que la operaran, dice que el tratamiento fue terrible, bajó de peso, los dientes se pudrieron. No lo terminó. Mi tío le ofreció una operación, mi madre dijo que la parte de su vida, aquella donde hubiera sido determinante su apariencia, había pasado, ya no tenía importancia como la miraran.
Desde de mi infancia y desde sus relatos tomé como costumbre, guardar silencio y mirar. Así evalúo como los otros se mueven, miran, desde donde juzgan. Es una mala costumbre.
<< Home