Cuando el sentido común falla
Desde el viernes no me acerco al ordenador, primero porque Peyote Inc. no mueve el nalgas/culo de la única mesa de trabajo de la casa que casualmente tiene la única conexión telefónica.
La segunda razón es que me fui de boda desde el viernes, y como el pueblo donde se iba a realizar me quedaba años luz decidí irme un día antes, debo añadir que era la testiga y no podía llegar tarde. El evento se produjo con daños colaterales, para los novios no, para mi matrimonio.
El cabrón de Peyote Inc no quiso ir conmigo desde el viernes, decía que el sábado llegábamos con tiempo. ¿salir a las ocho de la mañana? ¿vestida de boda en tren, metro, cambio de metro y autobús? ¿llegar cansada y vomitada, por alguno de los niños, al bodorrio?
Pretextos puso miles y encabronamiento más. ¿qué hice? Agarre a mis escuincles/niños y me fui. Fue horrible, niño de cuatro años, niño de dos años, maleta con ruedas pero con la ropa de boda y un par de mudas para los niños, sobre todo para Bisbirije.
Llegamos a las once de la noche el pobre Saltimbanqui bajo del autobús y se acostó en la primera banca que vio, Bisbirije no quería caminar, así que Saltimbanqui caminó hasta el hotel como muerto viviente, o como borracho. Yo arrastraba maleta y niño el pobre no paró de llorar.
Al día siguiente la boda estuvo muy bien, nos divertimos mucho. Finalmente, Peyote Inc llegó, impoluto, descansado.
Yo, no sé si llegaré a los cuarenta casada. Tal vez solo estoy enojada,.
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