miércoles, diciembre 10, 2003

La paradoja de la maternidad

Tengo 30 años y dos hijos deseados y planificados, a los que adoro y me enternecen pero muchas veces también me enfadan. Haciendo una evaluación, no me atrevería a apostar que la maternidad me retribuye de manera total la libertad que antes tenía, paradójicamente, creo que esa libertad tampoco me hubiera ofrecido esta creación y recreación de sensaciones, sobre mi subjetividad, mi gama de ternura se amplió y también se cuestiono. Sobre mi cuerpo, aprendí a convivir con él de diversas formas, a partir de que se vio y sintió distinto, sobre mi relación de pareja, ahora sé que hay una relación paralela a ésta, es la de padres, pero solo la primera se puede disolver. Finalmente, descubrí que el amor a un hijo es un acto cotidiano y que puede posterior al embarazo, es más, es el amor cotidiano sin que existan lazos sanguíneos.
Creo que ser madre es siempre una decisión personal, aunque exista una pareja. La relación madre-hijo@ es la única relación que no parte de la finitud, pero eso no implica que se transforme.