Digan que estoy dormido....
Como cada semana, hable con mi madre, me contó que un día tuvo un mareo muy extraño, dice que no debo preocupare; es difícil.
Desde que estoy en España han muerto mi padre, mi abuela y un amigo. No es la primera vez que conozco esa sensación, cuando vivía en México y viajaba en alguna ocasión ocurrió la muerte de alguien cercano. Es cierto que la muerte es lo único seguro, convivo con ello si problema. Sin embargo, mi tristeza se refiere a todo lo que la distancia impide disfrutar a mi madre, de sus nietos para ser más precisos.
A veces creo que deberíamos pasar una temporada en México, pero siempre queda un futuro incierto. ¿qué haré cuando mi madre sea mayor? Ahora es relativamente joven, 60 años, es entusiasta, emprendedora, a su edad se mete a cursos de todo tipo, el último diseño de páginas web.
Y la pregunta es la misma, ¿qué haré cuando tenga setenta u ochenta? Ella no quiere morir en otro país, quiere estar con sus hermanas y hermanos, con su otra nieta.
Todo lo ve lejano, aún le faltan cinco años para jubilarse. Yo no creo que cinco años sean mucho.
¿y si se muere de pronto? También lo he pensado y me pongo a llorar.
Cuando murió mi abuela y mi padre no fui a México, tal vez hubiera llegado al entierro ¿valía la pena?
Según mi amiga Adriana, que es psicoanalista, era importante para tener “una visualización de la realidad” Tal vez si, tal vez no.
Hoy estoy triste, me preocupa mi mamá y me conmueve el silencio de sus sentimientos con tal de yo no viva con angustia.
<< Home