martes, julio 20, 2004

Ellas no le temen

Me miro al espejo del feminismo, me busco y pregunto para confirmar mi existencia. Hay respuestas, pero otras solicitantes paralelas también preguntan. No me reconozco, la voz que percibo trata de ser unisémica pero yo no distingo mi sentido y entonces intuyo que la pregunta no está bien hecha; el punto desde me sitúo para plantear es erróneo, o por qué no he escogido bien a mis interlocutoras.
El feminismo es una expresión de la modernidad y, por tanto, un movimiento reivindicativo de la igualdad, entonces ¿por qué entonces parece que la interlocución sigue siendo primermudista o euronorteamericana? ¿Por qué tendría que ser de otra forma? Aun cuando algunos de esos textos recogen experiencias de mujeres que habitan una multiculturalidad sean mujeres de color, chicanas o hindúes, etc. Noto que los habitantes de la periferia, aquéllas que moran/(amos) Latinoamérica, África, Asia, son pocas veces nombradas desde sus propias propuestas, tal vez porque aún no hay un soporte teórico propio suficientemente sistematizado para pensar el feminismo latinoamericano desde su propia historia.
Es probable que para una teórica del feminismo la argumentación sea más fácil, yo me encuentro con las manos vacías y confusa. Me veo en un torbellino de debates, la discusión diferencia/igualdad, la critica a la instucionalización del feminismo, y en caso del feminismo latinoamericano, la visión critica del uso de categorías y conceptos importados.
Ni niego ni reniego la importancia de la tradición feminista y el aporte teórico que ha dado, las lecturas de las feministas estadounidenses o europeas; el feminismo latinoamericano no solo adoptó la producción teórica y sino que se sentía en deuda con los movimientos gestados para la liberación de las mujeres y que por supuesto contribuyo a la germinación de sus propios movimientos. La pregunta clave es: ¿Hay una producción propia de un “pensamiento feminista latinoamericano”? Creo que si. No lo sé y las intuiciones no bastan y no deberían ser la medida para saberlo.
 
Cyborg y orga ¿complementarios?
 “Aunque reconocemos cierta desarticulación y desorganización, encontramos la orga como un punto de partida: el espacio donde somos orgánicas, orgásmicas, organizadas, organismas vivas tratando de conocernos y conocer a las otras. Las jóvenes feministas ante todo somos... En la orga el factor de aglutinación es la ausencia de líderes tradicionales aunque persiste el reconocimiento de la presencia y creatividad de mujeres más fuertes y audaces. Nosotras tenemos que apoyarnos. optamos claramente por estar en la orga, pues se piensa que por ser chavas (hipis, fresas, niurras, darkis, ñoñas, feministas, skatas, anarkas, lunatikas...) debemos pagar la cuota por pertenecer a la otredad”. Documento en mimeo de “Las jóvenes feministas”: Valentina Hernández Ponce (mexicana), Rogelia Cruz Estrada (guatemex) y Valentina Palma Novoa (chilensis), presentado en el Primer Encuentro Metropolitano de Jóvenes, realizado en la Ciudad de México en febrero de 1999