jueves, enero 15, 2004

Siete preguntas

1. ¿Por qué las mujeres deben estar asociadas al caos?
2. ¿Por qué decir “te amo” con facilidad?
3. ¿Por qué necesitan sentirse atadas, eufemísticamente atadas?
4. ¿Por qué no se cansan de su pareja?
5. ¿Por qué maltratamos y explotamos a quien es más débil que nosotras?
6. ¿Por qué somos tan jodidas entre nosotras?
7. ¿Por qué somos “honestas” con todo el mundo, menos con nosotras”

Breviario para no hacernos preguntas.

Libertad que no encadene ni nuestro cuerpo ni nuestra imaginación. Imaginación para re-crearnos a pesar de las alegrías, los miedos, el dolor. Porque el dolor ni rompe, ni mata, nos acerca a todos los caos que nos conforman. Los caos, son sin dudas, los puntos donde todas las emociones se revuelcan, en una promiscuidad que las confunde. La confusión, es ceguera, es sordera, es silencio. Y los silencios se tornan huidas y refugios. Y las guaridas de nuestros miedos, son por defecto, espacio lúgubres, y por favor, me refiero a nuestros espacios interiores. Y esos espacios deben ser iluminados, sin que el dolor o las alegrías se vuelvan exhibicionistas, ni expansivas. Porque el ser tocado por la alegría o tristeza de forma violenta, también puede revolucionar las emociones. Las emociones deben flotar cual perfume agradable, tenue, apenas rozando, lo suficiente para que la alegría se contagie y el dolor sea comprendido.
No finjamos saber lo que es el olvido