Lobo feroz
El día que nació su hija lloró.
Lloró tanto que la niña enmudeció.
Volvió hablar cuando su madre festejó con una sonora risa su dibujo infantil.
La niña y ella, aprisionadas, en la barriga del lobo feroz.
Tú y yo, otra vez calientitas. Eso dijo.
La madre calló.
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