lunes, mayo 31, 2004

Infierno grande

Por vías distintas -una de ellas como testigo- me he enterado que tres madres la escuela de Saltimbanqui trabaja en ese empleo sumergido tan señalado, la prostitución.
A mi no me sorprende la “profesión” pero sí me ha impactado que dos de ellas son de religión islámica. Por las mañanas las veo con su pañuelo en la cabeza y el vestido largo (no sé como se llama) y la cara totalmente limpia de maquillaje.
Hoy las encontré en un baño público, cerca de un parque conocido por el abundante ambulantaje de prostitutas. Ambas estaban sin el pañuelo y remataban un maquillaje excesivo.
Nuevamente el azar jugó a favor de este voyerismo accidental; a una de ellas la vi dos veces más cuando me dirigía al trabajo, estaba hablando en un coche con un fulano y éste tocándola impúdicamente, si pasión, con la impronta de un intercambio mercantil.
Luego, ya en la tarde, en el pueblo, con la mano entrelazada a la manita de su niño; sin maquillaje y con el pañuelo en la cabeza.
Sospecho lo que puede pasar si este pueblo se enteran, ya sabemos que pueblo chico, infierno grande.
Hace un par de meses, en Alemania, hubo un crimen de honor.