martes, julio 20, 2004

¿Quién teme a Donna Haraway?

Haraway, Donna. Ciencia, Cyborgs y mujeres. (la reinvención de la naturaleza). Ediciones Cátedrea. Col. Feminismos. 
 
Primera parte.  Lecturas contrapuestas: Naturalezas  narrativas
 
Capítulo 1.  La empresa biológica: sexo, mente y beneficios, de la ingeniería humana  a la sociobiología.
Capítulo 2.  En el principio fue la palabra: génesis de la teoría biológica.
Capítulo 3. La pugna por la naturaleza primate: las hijas del hombre-cazador, 1960-1980.
Capítulo 4.  Leyendo a Buchi Emecheta: pugnas por la “experiencia de las mujeres “ en los estudios de mujer.
 
Segunda parte.  Políticas diferenciales para otros inadecuados.
 
Capítulo 5. “Género” para un diccionario marxista: la política sexual de una palabra.
Capítulo 6.  Manifiesto para cyborgs: ciencia, tecnología y feminismo socialista finales del siglo XX
Capítulo 7   Conocimientos situados: la cuestión científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial
Capítulo 8.  La biopolítica de los cuerpos posmodernos: constituciones del yo  en el discurso del sistema inmunitario.
 
 
Un cyborg es un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social también de ficción. La realidad social son nuestras sociales más vividas, nuestra construcción política más importante, un mundo cambiante de ficción. P 253
El cyborg es materia de ficción y experiencia viva que cambia lo que importa como experiencia de las mujeres a finales de este siglo: Se trata de una lucha a muerte, pero las fronteras entre ciencia ficción y realidad social son una ilusión óptica. La ciencia ficción contemporánea esta llena de cyborgs, de acoplamientos entre organismo y máquina, cada uno de ellos concebido como un objeto codificado, en una intimidad y con un poder que no existían en la historia de la sexualidad. El “sexo” de cyborg restaura lago de hermoso barroquismo reproductor de los helechos e invertebrados (magníficos profilácticos orgánicos contra la heterosexualidad” Su reproducción orgánica no precisa de acoplamiento. La producción moderna parece un sueño laboral de colonización de cyborgs que presta visos idílicos a la pesadilla del taulorismo. La guerra moderna es una orgía de cyborg codificada mediante las siglas C3I- El comando de control de comunicaciones del servicio de inteligencia-. Un asunto de 84 billones de dólares dentro del presupuesto estadounidense de 1984.
Estoy argumentando a favor del cyborg como una ficción que abarca nuestra realidad social y corporal y como un recurso imaginativo sugerente de acoplamientos muy fructíferos. La biopolitica de Michel Foucault es una fláccida premonición de la política del cyborg, un campo muy abierto. P254
El cyborg es nuestra ontología, nos otorga nuestra política, es una imagen condensada de imaginación y realidad material, centros ambos que, unidos estructuran cualquier posibilidad de transformación histórica. Según ls tradiciones de la ciencia y de la política “occidentales” –tradiciones de un capitalismo racista y dominado por lo masculino, de progreso, de apropiación de la naturaleza como un recurso para las producciones de la cultura, de reproducción de uno mismo a partir de las reflexiones del otro-. , la relación entre máquina.
El presente trabajo es un canto al placer de la confusión de las fronteras y a la responsabilidad en su construcción. Es también un esfuerzo para contribuir a la cultura y a la teoría feminista socialista de una manera postmoderna, no naturalista y dentro de la tradición utópica de imaginar un mundo sin géneros, sin génesis y, quizás sin fin. La encarnación del cyborg –situada fuera de la historia de la salvación-no existe en un calendario edípico que tratara de poner término a als terribles divisiones genérias en una utopía simbiótica oral o en una pocalipsis postedípico. En Lacklein, un manuscrito inédito sobre Jacques Lacan, Melanie Klein y la cultura nuclear. Zoe Sofoulis dice que los monstruos más terribles y, quizás, más prometedores en mundos de cyborg se encuentran encarnados en narrativas no edípicas con una lógica distinta de la represión, que necesitamos entender para poder sobrevivir.
El cyborg es una criatura en un mundo postgenérico. No tiene relaciones con la bisexualidad, ni con la simbiosis preedípica, ni con el trabajo no alienado u otras seducciones propias de la totalidad orgánica, mediante una apropiación final de todos los poderes de las partes a favor de una unidad mayor. En n sentido, no existe una historia de origen del Cyborg según a concepción occidental: una ironía final, puesto que el cyborg es también el terrible telos apocalíptico de las crecientes dominaciones occidentales de la abstracta construcción de individuos; un último yo no atado finalmente a ninguna dependencia, un hombre en el espacio. Según el sentido humanístico occidental, una historia que trate del origen depende del mito de la unidad original, de la plenitud, bienaventuranza y terror, representados por la madre fálica de la que todos los humanos deben separarse. 251p
El cyborg elude el paso de la unidad original, de identificación con la naturaleza en el sentido occidental. Se trata de una promesa ilegítima que puede conducir a la subversión de su teleología  en forma de guerra de las galaxias
El cybog se sitúa decididamente al lado de la parcialidad, de la ironía, de la intimidad y de la perversidad. Es opositivo, utópico y en ninguna manera inocente. Al no estar estructurado por la polaridad de lo público y lo privado, define una polis tecnológica basada parcialmente en una revolución de las relaciones sociales en el Oikos, el hogar. A la inversa de las esperanzas del monstruo de Frankenstein, el cyborg no espera que su padre lo salve de un arreglo del jardín, es decir, mediante la fabricación de una pareja heterosexual, mediante su complemento en una totalidad, en una ciudad y en cosmos. El cyborg no sueña con una comunidad que siga el modelo de la familia orgánica aunque sin proyecto edípico. El cyborg no recocería el Jardín del Edén, no está hecho de barro y no puede soñar con volver a convertirse en polvo. Quizás sea por eso por lo que yo quisiera ver s el cyborg es capaz de subvertir el Apocalipsis de volver al polvo nuclear mediante la compulsión maniaca de nombrar al enemigo. Os cyborg no son reverentes, no recuerdan el cosmos, desconfían del holismo, pero necesitan conectar: parecen tener un sentido natural de la asociación en frentes para  la acción política, aunque sin partidos de vanguardia. Su problema principal, por supuesto, es que los hijos ilegítimos del militarismo y del capitalismo patriarcal, por no mencionar el socialismo de estado. Pero los bastados son a menudo infieles a sus orígenes Su padres después de todo, no son esenciales. P 256
Durante los dos últimos siglos, la biología y la teoría evolucionista han producido simultáneamente organismos modernos como objetos de conocimiento y reducido a la línea que será a los humanos de los animales a un débil trazo dibujado de nuevo en la lucha ideológica de las disputas profesionales entre las ciencias sociales y las ciencias de la vida. Dentro de este contexto la enseñanza del creacionismo cristiano debería ser considerada y combatida como una frontera de corrupción de menores.
“la ideología determinista biológica es sólo una posición abierta en la cultura científica para defender los significados de la animalidad humana.
El Cyborg aparece mitificado precisamente donde la frontera entre lo animal y lo humano es transgredida. Lejos de señalar una separación entre la gente y otros seres vivos, los cyborgs señalas apretados acoplamientos inquietantes y placenteros. La bestialidad a alcanzado un nuevo rango en este ciclo de cambios de pareja.
La segunda distinción que hace aguas es la que existe entre (organismos) animales-humanos y máquinas Las máquinas precibernéticas podían estar encantadas, existía siempre el espectro del fantasma en la máquina Tal dualismo estructuraba el diálogo entre el materialismo el idealismo establecido por una progenie dialéctica, llamada espíritu o historia, según gustos. Pero, básicamente, las máquinas no poseían movimiento por sí mismas, no decidían, no eran autónomas. No podían lograr el sueño humano, sino sólo imitarlo. Oera un hombre, un autor de si mismo, sino una caricatura de ese sueño reproductor masculinista. Pensar lo contrario era algo paranoico. Ahora, ya no estamos tan seguros. Las máquinas de este fin de siglo han convertido en algo tan ambiguo la diferencia entre lo natural y lo artificial, entre el cuerpo y la ente, entre el desarrollo personal y el planeado desde el exterior y otras muchas distinciones que solían ampliarse a los organismos y a las máquinas. Las nuestras están inquietamente vivas y, nosotros, aterradoramente inertes. La determinación tecnológica es sólo un espacio ideológico abierto para os replanteamientos de las máquinas y de or organismo como textos codificados. P 259
La “textualización” de todo en la teoría postestructuralista y la postmodernista ha sido condenada por marxists y feministas socialistas a causa de su desprecio utópico por las relaciones vivas de dominación que se asientan en el juego de la lectura arbitraria. P 259
“La tercera distinción se desprende de la segunda: los límites entre lo físico y lo no físico son muy imprecisos para nosotros. Los libros populares de física sobre las consecuencias de la teoría cuántica y el principio de indeperminación son una especie de equivalente científico popular de las novelas de Arlequín. P 261
La escritura, el poder y la tecnología son viejos compañeros de viaje en las historias occidentales del origen de la civilización, pero la miniaturización ha cambiado nuestra experiencia del mecanismo. La miniaturización se ha convertido en algo relacionado con el poder: lo pequeño es á peligroso que maravilloso, como sucede con los mísiles.
La ubicuidad y la invisibilidad de los cyborgs son la causa de que esas máquinas sean tan mortíferas. Políticamente son tan difíciles de ver como materialmente. Están relacionadas con la conciencia –o con su simulación. Son significantes flotantes que se desplazan en camiones a través de Europa, bloqueados más efectivamente por las brujerías de las desplazadas y poco naturales mujeres Greeamh. P 261
Las nuevas máquinas son limpias y ligeras, y sus artífices, devotos del son que están llevando a cabo una revolución científica asociada con el sueño nocturno de la sociedad postindustrial.
Así, el mito de mi cyborg trata de fronteras transgredidas, de fusiones poderosas y de posibilidades peligrosas que gentes progresistas pueden explotara como parte de un necesario trabajo político. Una de mis premisas es que la mayoría de los socialistas estadounidenses y de las feministas ven profundos dualismos entre mene y cuerpo, animal y máquina, idealismo y materialismo en las prácticas sociales, formulaciones simbólicas y artefactos físicos asociados con la alta tecnología p 262
Desde una perspectiva, un mundo de cyborgs es la última imposición de un sistema de control en el planeta, la última de las abstracciones inherentes a un Apocalipsis de Guerra de las Galaxias emprendida en nombre de la defensa nacional, la apropiación final de los cuerpos de las mujeres en una masculinista orgía de guerra. Desde esta perspectiva, un mundo cyborg podría tratar de realidades socales y corporales vividas en las que la gente no tiene miedo a su parentesco con los animales y máquinas ni de identidades permanentemente parciales ni de puntos de vista contradictorios. La lucha política consiste en ver desde dos perspectivas a la vez, ya que cada una de ellas revela al mismo tiempo tanto las dominaciones como las posibilidades inimaginables desde otro lugar estratégico. P 263
IDENTIDADES FRAcTURADAS
 
Las feministas del cyborg tienen que decir que “nosotros no queremos más matriz natural de unidad y que ninguna construcción es total. La inocencia, y la subsecuente insistencia en la victimización como única base de introspección han hecho ya bastante daño. Pero el sujeto revolucionario construido debe dar también reposo a la gente de finales de este siglo. En la cual por las identidades y en las estrategias reflexivas para construirlas, se abre la posibilidad de tejer algo más que un manto para el día después del Apocalipsis que tan proféticamente termina con la historia de la salvación. P 269