miércoles, julio 07, 2004

Subrayados.

Cuando me prestan libros aquellos amigos que suelen subrayar, tengo la impresión de hacer dos lecturas, la del texto y de las impresiones que habían dejado a esos amigos.


Imre Kertész. Yo, otro. Crónica del cambio. Trad.. Adán Kovacsics.

Por otra parte, resulta difícil conservar la mente sana en el campo de gravitación de la locura.
¿No esperáis de mí que formule mi pertenencia nacional, religiosa y racial?
¿No esperáis de mí que tenga una identidad?
¿qué más soy? ¿quién puede saberlo? pág. 63
Es distinto ser apartida en casa que en el extranjero, donde uno puede encontrar su hogar en la ausencia de una patria. Pág. 76


No nos gusta vivir. No nos alegramos de vivir. Y eso que la vida ha de ser un gran privilegio, si al final pagamos con la muerte. Pág.

Trato de leer libros sabios, y me irritan ada vez más. La sabiduría hace aparecer la vida como una costumbre, por así decirlo, a pesar de que no hay manera de acostumbrarse a ella. En eso reside, además, su encanto, el único que tiene.

El talento de M. Para la felicidad, la más extraordinaria de todas las dotes... Retiro rápido la mano cuando la quiere compartir conmigo, pero ella fuerza sus dedos entre los míos y de ese modo introduce en mi puño, a pesar de todo, algo de su tesoro, lo aprieto asustado, pero temo alzar la vista, temo que mi mirada lo convierta en arena... pág. 98
África es todo un continente convertido en Auschwitz. Pág. 103

Si tu ocupación –no, dejémonos de eufemismos- si la pasión de tu vida te obliga a formular la condición humana, has de abrir tu corazón a la miseria absoluta que dicha condición implica; sin embargo, tampoco puedes permanecer insensible al fluir de tu lápiz, a las alegrías de la llamada creación. Pág. 105

Sólo la fe es realidad. (También lo es la fe falsa)
Sólo la fe crea realidad. (también la crea la fe falsa).