Aniversario del EZLN. Conmoción, renovación, caos.
Cumpleaños indeterminado, el Ejército Zapatista tiene más años, y como si de una vieja coqueta se tratase, no sabemos a bien su nacimiento. Y ese será uno de los primero problemas a resolver, saber los cómo y los porqués de su gestación, claro que importa el proceso y todo lo que han aportado a México.
Hace unas semanas leía que Enrique Krauze sentenciaba, (palabras más, palabras menos) ---Yo no creo en un avance a partir de la utopía del indigenismo.
Su error está en considerar que la utopía funciona de modo totalizante. La utopía no abarca todas las dimensiones de la realidad y tampoco hay pretenciones totalizadoras.
¿Hay un progreso para el género humano?
La pregunta por el progreso del género humano la formulaba Michel Foucault a propósito del texto de Kant ¿Qué es la Ilustración?. Esta pregunta fue el hilo conductor de tres textos:“Omnes et singulatim”: hacia una critica de la razón política”; y en sus conferencias de 1983 y 1984, con el nombre de ¿Qué es la Ilustración?. A diferencia del texto La idea de una historia universal desde el punto de vista cosmopolita y su pregunta por la teleología histórica, Foucault se centrará en ¿Qué es la ilustración? para él, aun cuando el texto es menor, la pregunta que formula será heredada hasta bien entrado el siglo XX. Esto es, la pregunta por la actualidad, sobre el hoy, el ahora, y sin ser la primera vez que esta pregunta se realiza, su importancia consiste en que esa pregunta es también una pregunta por el quehacer filosófico.
Para Foucault no basta seguir la trama teleológica por que eso sería equivalente a hacer historiografía clásica, y por supuesto, eso no le interesa ni como filósofo ni como genealogista, lo lleva a preguntarse por las causas, a buscar los signos que indiquen el progreso del género humano. ¿Cómo definir un signo realmente significante? lo que él llama signos, de aquello que ha hecho posible el progreso, de ahí que se deba elegir un acontecimiento, que debe cumplir con ciertas características.
Un acontecimiento no necesariamente debe ser un gran acontecimiento, hasta ahí tanto Kant como Foucault coincidirían, si bien, este último se preguntaría, ¿cuáles han sido las condiciones de poder, las técnicas que han derivado en la conformación de un gran acontecimiento? En el caso de Kant, ¿cuál seria el acontecimiento que implique una reformulación de los valores de tal forma que el género humano se cuestione sobre su conocimiento?. Kant podrá el ejemplo de la Revolución Francesa y dice: Lo importante en la revolución no es la revolución misma, es lo que pasa en la cabeza de quienes no la hacen o en todo caso o son sus actores principales, es la relación que ellos mismos tienen con esa revolución de la que no son los agentes activos. (Kant). Pero, ¿no es esto una contradicción? Lo auténticamente significativo de la revolución está en la forma en que es percibida. Kant interpretaba la Revolución Francesa como un acontecimiento de referencia moral. Una reformulación de los principios que llevan a una guerra pero no con análisis de carácter histórico, aunque le preocupara el tema de la teleología histórica, necesita aislar los signos que están en un acontecimiento para determinar si el género humano progresa. ¿cuáles son los signos que determinan mi actualidad, y como determinarán el futuro?. Ese es el punto realmente fuerte de su planteamiento, percibir la actualidad, no como una situación espacio temporal ineludible, sino determinada por una elección voluntaria, es decir, actuar, atreverse a pensar, atreverse a tomar la rienda de sus decisiones.
Este hecho histórico contiene los tres puntos: rememorativum, demostrativum, pronosticatum- que según Foucault deben de cumplirse en cualesquier acontecimiento señalado como signo de progreso. La revolución Francesa los cumple. Es un signum remorativum, porque muestra la inclinación presente desde el origen; un signum demonstrativum porque enseña la eficacia presente de esa disposición y finamente, un signum pronosticum porque si bien hay resultados de la revolución que pueden volver a ser cuestionados, no se puede olvidar la disposición que se ha revelado a través de ella. (Foucault, 1996:78). Estos tres signos implican una apuesta por el análisis de sí mismo en tanto entes que se determinan por la historia, por supuesto, que no pierdo de vista que la Revolución como todo gran acontecimiento está lleno de matices, y que los procesos políticos, ideológicos e históricos que la propiciaron, pero es necesario extraer los puntos que llevan al hombre a usar su razón con libertad, o como dice Kant, la libertad de usar la razón. La diferencia en cuanto a propuesta de Kant y Foucault, respecto al trato de los signos, es que para uno la crítica deberá ser trascendental y metafísica, y para el otro, genealógica y arqueológica. Al retomar el ejemplo de la Revolución Francesa quería mostrar que no todo acontecimiento bélico es necesariamente un repliegue de la humanidad. Aseveración que tiene presente la conmoción y el horror de toda guerra. Ambos autores y quien suscribe este post sabían el coste de las revoluciones es demasiado. Nadie que pudiera contemplar el horror futuro encamiría sus pasos ahí.
El primero de enero de 1994 dos acontecimientos tensaron, en teoría, la cuerda de la modernidad y del progreso en México, la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el segundo, el “surgimiento” de una guerrilla, El Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
¿son estos acontecimientos realmente rememorativos, demostrativos y pronósticos de algún progreso permanece que impulse al género humano en su totalidad, y en particular de México?
Elementos de la retórica zapatista están presenten en los grupos antiglobalización, ¿arrastra con ello la dimensión ética y moral renovadora de zapatismo?
<< Home