lunes, marzo 08, 2004

No crean que solo critico. No sería justo.

Apareció en El correo Ilustrado de la Jornada

Reiteran petición de justicia para dos escritores presos

Señora directora: Le agradeceríamos publicar la siguiente carta dirigida al presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF), José Guadalupe Carrera Domínguez, al fiscal en la delegación Cuauhtémoc, Carlos Manuel Gurrea Magos, y al secretario de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard.

Estimados señores: en relación con sus comentarios sobre el caso de Epigmenio León Martínez y Gerardo Sifuentes Marín aparecidos en la prensa la semana anterior, quisiéramos señalar lo siguiente:

1. Hoy día Epigmenio León y Gerardo Sifuentes siguen presos en el Reclusorio Norte.

2. El presidente del TSJDF, José Guadalupe Carrera Domínguez, afirma que la justicia debe aplicarse igual a toda la población, sin prebendas o privilegios para algún gremio, sean "escritores, pintores o funcionarios". El punto que nosotros destacamos en la carta dirigida a la opinión pública y publicada en El Correo Ilustrado de La Jornada el martes 24 de febrero, era enfático en aludir a la inocencia de León y Sifuentes y no a la exigencia de que por su estatus laboral o profesional debieran ser exculpados. No levantamos la voz por su labor en la sociedad (que en todo caso habría que resaltar) sino porque son personas inocentes afectadas por una coyuntura inmoral e injusta.

3. El fiscal de la delegación Cuauhtémoc, Carlos Manuel Gurrea Magos, afirma que hay que "confiar en la policía" para poder proceder conforme a derecho y fincar responsabilidades (La Jornada, sábado 28 de febrero, nota de Susana González). Es evidente que el fiscal Gurrea debe, por ley, confiar en los policías que consignan en flagrancia a supuestos delincuentes, pero eso no significa que los ciudadanos y las ciudadanas tengan que hacer lo mismo, sobre todo cuando en una circunstancia como la de Sifuentes y León la palabra de la autoridad tiene un valor específico mayor que la de los denunciados. La desconfianza social en los cuerpos policiacos, basada en la historia que configura la imagen de la justicia en este país, no puede eliminarse por decreto. Quizá confiemos en algún momento; no ahora.

4. Las declaraciones posteriores del fiscal Gurrea en la misma nota no sólo son sorprendentes sino que están completamente fuera de lugar. Decir que "a lo mejor en su juicio, los escritores o cualquier otra persona no harían una cosa así, pero el alcohol transforma..." es una opinión desafortunada que podría explicar, en parte, cómo se maneja la procuración de justicia en la ciudad. Los procesos jurídicos o legales debieran funcionar en virtud de hechos reales y a partir de pruebas contundentes; la declaración del fiscal, en contraste, se reduce a una suposición. Suponer, creer o imaginar que una persona por el simple hecho de tener aliento alcohólico (que no estado de ebriedad, según consta en el expediente) se convierte ipso facto en un potencial delincuente, dicho por una autoridad designada para procurar justicia en una sociedad, hace que la ciudadanía sospeche y deje de confiar en las instituciones, pues se detiene por igual a tirios y a troyanos. Si el Ministerio Público que consignó a los escritores fundamenta su dictamen en un supuesto, entendemos ahora por qué ellos están tras las rejas.

5. Por último, respecto de las declaraciones del secretario de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard, aparecidas en el diario Reforma el pasado viernes 27 de febrero, agregamos lo siguiente. Dice Ebrard: "Si tú tienes un espejo retrovisor que pertenece a un vehículo, es robo de autopartes" (nota de Gladys Ferrer). Así las cosas, el cuerpo del delito elimina la necesidad de probar la circunstancia (la coacción es inexistente, pues de entrada "hay que confiar en la policía") y el inculpado debe perder su libertad para probar su inocencia. Si este enfoque es una respuesta al reclamo de la sociedad por mecanismos más severos para la protección de la propiedad, es también legítimo exigir su revisión debido al reclamo fundamental del respeto a los derechos individuales.

Sin más por el momento, de nuevo demandamos que de manera expedita se resuelva el caso de Gerardo y Epigmenio, salgan cuanto antes de su reclusión y se eliminen las políticas inmorales que institucionalizan la corrupción.

Atentamente

Carlos Oliva Mendoza (FF- yL-UNAM), Carlos Antonio de la Sierra (FFyL-UNAM) y Francisco Aguayo Ayala (COLMEX)