jueves, junio 03, 2004

Facha en rebeldía

El problema de los itinerarios que propone el gobierno de la Comunidad de Madrid conlleva el olvido de que la educación es también parte fundamental de la articulación social y de la cohesión social futura.
Dicen que hay niños que a los 14 años ya no quieren estudiar, dicen que quieren ser mecánicos o peluqueras (aquí son los tópicos).
Este argumento está lleno de prejuicios de clases –y también de xenofobia-. Dicen que si a un niño no le gustan las matemáticas o la historia para qué forzarlo.
No entiendo, es posible que nuestras aptitudes no sean las mejores para todas las asignaturas pero determinar el futuro a los quince años me parece tremendo, hay una franja social que no accede a las ventajas de la educación clientelista, es decir, de la educación privada o concertada que ve en los alumnos clientes y como tales se les trata, (por ejemplo subiendo las calificaciones -tampoco digo que sean todas). Un añadido a los nuevos itinerarios es que los recursos de reinserción escolar estaban sumamente restringidos, esto es, si alguien al final se dio cuenta que sus aspiraciones no se colmaban en la mecánica o en la peluquería, tendría muchas dificultades para reintegrarse al sistema educativo.
Un paradoja, si la educación obligatoria concluye a los 16 años, cómo le pido a un chico de catorce que piense en qué bloque del sistema laboral le gustaría estar.

Un problema complicado, pero la perspectiva de esta política que olvida la articulación social no ayuda nada.