viernes, noviembre 19, 2004

Más de Céline.

Las notas a pie de página nos indican que el traductor (ibérico) ha recorrido la geografía, consultado enciclopedia y que trabajó con pasión filológica. Contagia su entusiasmo por Céline, por la vida, por la obra; hasta cuando “saltan” esos modismos españoles, que conozco pero que no vivo,.

“Evidentemente, Alcide evolucionaba en los sublime con facilidad, y por así decir, con familiaridad, tuteaba a los ángeles, aquel muchacho, y parecía un mosquita muerta. Había ofrecido, casi sin darse cuenta, a una niña vagamente emparentada, años de tortura, la aniquilación de su pobre vida en aquella monotonía tórrida, sin condiciones, sin regateo, sin otro interés que el de su buen corazón. Ofrecía a aquella niña lejana ternura suficiente para rehacer un mundo entero y era algo que no se veía.
Se quedó dormido de repente, a la luz de la vela. Acabé levantándome para mirar en detalle sus facciones a la luz. Dormía como todo el mundo. Tenía aspecto muy corriente. Sin embargo, no sería ninguna tontería que hubiera algo para distinguir a los buenos de los malos.” (L. F. Céline. Viaje al fin de la noche).