martes, enero 25, 2005

No supo decir no.

Jorge es un tipo entrañable, de aspecto peculiar, pelirrojo y siempre usa anteojos oscuros porque sus pestañas son casi transparentes y no le protegen los ojos. Durante años estuvimos enamoriscados pero nunca tuvimos oportunidad de iniciar algo porque siempre alguno de nosotros tenia pareja. Ambos somos fieles como perros. Oportunidades no faltaron, él daba una clase de cine ahí por la Colonia Roma y vive muy cerca, más de una vez me quedé en su casa, parte de la noche seguía hablándome de su director preferido, Greenaway. Buenos amigos y confidentes.
Jorge, será padre en mayo. El problema, él no quería, no era su momento pese a que su novia le insistía, ¿qué pasó? Ella dejó de tomar las pastillas, él nunca usaba condón, pensó que sus deseos tendrían más peso que los de ella después chocó con la negativa de abortar. Ustedes dirán, ésta se pondrá del lado de su amigo. Pues no, yo creo que él cometió un par de errores.
El primero de ellos, estar con alguien a quien no amaba, él venía de un infortunio amoroso y se aferró a una relación que le ofrecían sin condiciones. (siempre ha tenido suerte con las mujeres). La sobrevivencia se convirtió en rutina y al agradecimiento lo quiso confundir con amor.
Un día le dije:
Oye, aunque cumplas todos los deseos de tu pareja y más de un amigo te vea entregado a esta relación, noto en tu mirada y en tus sonrisas que no es así.
Según yo, todo aquél que lo hubiera conocido enamorado podía saber que no era así en esta ocasión.
Se casa el próximo viernes, por lo civil.
Me llamó, pasamos una tarde juntos paseando con los niños. Está triste y tiene remordimientos por no desear a su hijo. Tiene un rencor que crece en dos direcciones, hacia él mismo por cobarde y hacia ella por decidir por ambos.
Tal vez se dé cuenta que siempre fue así y no fue ella la culpable.