Mis niños
Cuando me preguntan cómo son mis hijos, siempre digo, Saltimbanqui, es muy serio, perfeccionista. El otro día se despertó a las seis de la mañana a terminar la tarea de la escuela, que a su edad, es caligrafía y repasar letras. Bibibirje, es un remolino, es hedonista, aunque también le gusta trabajar. A su edad se ha caído el doble de veces que su hermano, todas las semanas tiene un chichón en la frente. Mi madre dice: a) está embrujado, b) tiene pie plano, c) no lo cuido. Yo le digo que simplemente es desmadroso.
Desde hace un par de meses tienen correo electrónico, para escribirse con su padre y sus abuelos. Por supuesto soy yo quien transcribe sus palabras, me llama la atención que no se den cuenta de ello, porque a veces le cuentan cosas a su padre en “secreto”.
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Aún cuado tienen sus creencias infantiles tienen unos ramalazos de sensatez que desarma algunos juegos.
Su padre los llamó y dice.
Sal. Hola
Sr C. Hola, soy el lobo
Sal. Hola papá
Sr. C. No soy papá soy el lobo.
Sal. Papá, los lobos no hablan, y tampoco saben marcar el teléfono.
El mismo juego pero con el pequeño
Sr. C. Hola soy el lobo.
Bisb. No papá, ere un bobo. Y se muere de la risa.
Seguimos leyendo Harry Potter, y hemos empezado La isla del tesoro de Stevenson. Es curioso, iniciamos la lectura de este libro porque Saltimbanqui quería saber cómo era el “verdadero cuento”, después de ver El planeta del tesoro. Vamos a tropezones, porque no hay línea donde no me pregunten qué significa tal o cual palabra.
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