martes, junio 13, 2006

Hace un par de días tuve una pelea tremenda con Saltimbanqui, se puso a gritar y tirar cosas por todos lados, simplemente porque su diseño de garras tipo x-men no le satisfacía.

Después de explicarle tenía que seguir intentándolo de decirle que su trabajo estaba bien, me desespere, le grité varias veces.

Y me dice, muy indignado, --sabes, a veces me caes mal.
Y por si fuera poco ...

--- ¿Te puedo decir una cosa? Eres una neurótica

Me dejó helada, era él quien tenía rato largo instalado en su neurótico perfeccionamiento.

Cuando ambos estábamos tranquilos pudimos hablar.
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El otro que me dijo gritona fue Bisbirije.

Sus palabras, más poéticas, me conmovieron

Quiero quitarme el corazón y ponértelo a ti para que sientas como yo cuando me gritas.

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Ustedes pensarán que soy un ogro. No, el momento del grito llega después de una decena ocasiones pidiendo la misma cosa: recoger, bañarse, comer, etc.
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Y contra la opinión de mis hijos, dos de sus amiguitos me preguntaron:
--Señora, ¿nunca regaña a mi amigo?


Estoy agobiada por múltiples ocupaciones que solo me quitan tiempo.

Presidenta de mi comunidad de vecinos.
Vocal en la escuela de los niños.
La encargada de la contabilidad en el negocio.
En simulacros para las siguientes elecciones. ( Soy presidente de casilla).
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Mis clases de cocina, una de mis vecinas es cocinera y me está enseñando cocina japonesa y tailandesa.