sábado, octubre 27, 2007

lo que hay

Un año tremendamente duro, sin verlos crecer, sonreír, sin cuidarlos, sabiendo que el tiempo y la distancia juegan en mi contra en la percepción que ellos tienen de mí.

Sé bien que voy a hacer, postergar otra vez mi proyecto personal, dejar este país, estos amigos, estos espacios.

A diferencia de otros tiempos tengo el espíritu fortalecido, otra vez yo.

Sin duda será difícil

Este valle contaminado fue mi montaña mágica.

Por ahí Anaïs Nin decía que el erotismo forma parte del autoconocimiento.

Vuelvo y dejo atrás la pasión desesperada de este campeón nacional de… maravillo cuerpo y besos de manantial.
La importancia de saberse deseada.

Vuelvo y dejo atrás el ideal de amor, de esas noches tranquilas, recorriendo nuestros cuerpos con suavidad y paciencia infinita,, noches de actos cotidianos: programas de televisión acompañados de vasos de leche, discutiendo las películas vistas, cenas vegetarianas al frente de la lectura en pareja de las noticias del día. El suyo un cuerpo que nada tiene que ver con el del otro. Un hombre a quien yo no le correspondía, según los cánones de belleza, donde cada uno debe estar con su cada cual, mi habitante de la tierra media le decía yo. Cuánta tranquilidad, cuánta felicidad con su sola presencia. Acá me dieron un consejo zen y yo opté por la parte oriental kamikaze enamorada. Dije te necesito, dije amor antes de tiempo, decidí que el silencio no sería mi compañía ni mi mejor aliado.
Y sus miedos lo hicieron huir, desconfiaba de esos quince años que nos separaban. Demasiado joven para él. La forma de sus miedos tuvo la memorable frase: “no puedo estar contigo, voy a estar ocupado con la reforma del estado” ¿¡¡¡!!!!? Impresión que un buen tequila quita.
La importancia de recuperar mi ternura para otro que no sea mi hijo.

Vuelvo y dejo atrás a un jovencito empeñado en jugar a protegerme, empeñado en susurrarme al oído que soy su mujer infinita (dice que lo dijo Monterroso).
La importancia de saber que no me agoto.

Vuelvo y dejo atrás ese grupo de amigos con quienes discuto sobre el maremagnum de nuestros países.
Vuelvo y dejo atrás a mis alumnos a los que malamente les he inoculado el oficio de dudar.
Vuelvo y dejo atrás a mi familia que han respetado los límites que les he impuesto.
Vuelvo y dejo atrás a mis amigos de toda la vida, con quienes comparto mítines, cantinas, risas y llantos.
Vuelvo y dejo atrás, nuevamente, a una madre generosa.
Vuelvo y dejo atrás
Vuelvo, dejo atrás, vuelvo a mí.
Vuelvo, vuelvo a mí, voy hacia a mí.

Qué encuentro de mi en este retorno
Qué veo delante de mí, la otra parte sin la que no ya podría ser. Mis niños
Para ellos me he reconstruido en esas noches solitarias, llenas de dudas, de culpas, de certezas, de llantos.
Para ellos me he recuperado como persona, como mujer.
Para ellos era necesario que mi autoestima creciera.
En algo me equivoco, mi proyecto personal va conmigo, en mi cabeza, en mis manos, en mi sensibilidad, en mi inteligencia.

Decirlo no es un acto de pedantería sino de supervivencia.