Sobre religiones
Mi amiga Ady, judía religiosa, cuando la conocí era más ortodoxa que sus padres. Llegaba el viernes y hasta el domingo por la tarde no podía hablar con ella por teléfono. A veces era fastidioso, a una siempre le quedaba la sensación de ser impertinente. Con el tiempo fue atenuando algunos aspectos de su religiosidad, yo la veía con curiosidad, por ejemplo, su vida sentimental está condicionada a ser satisfecha dentro de parcela masculina de los judíos de su comunidad. Si ya es difícil concretar una relación, ella lo tenía con un plus de dificultad.
La última vez que fui a México comimos en un mercado de mariscos (por el metro San Pedro de los pinos). Dice que su casa no los come por respeto a su marido.
Sin duda Ady es una de mis mejores amigas y la quiero, pero no la entiendo. Para mí su único defecto relacionado con su religión es el enceguecimiento que muestra con la política israelí sobre los territorios palestinos.
Tania se fue a vivir con un iraní laico, y sin embargo, guardaba ritos tan arraigados que casi se avergonzaba cuando se veía repitiendo patrones. Un día me dijo que yo tenía suerte de no tener una cárcel religiosa. Debido a su religión es muy intolerante con ciertas preferencias sexuales.
Mónica es católica va a misa todos los domingos, ha tratado de convencerme para bautizar a mis hijos. Es encantadora, es a la única persona que llame para desearle feliz navidad. Me gusta su catolicismo, está muy apegado al ideario cristiano, es una mujer de acciones y no de devociones. Es respetuosa, sabe escuchar y sabe que no siempre hay respuestas divinas.
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