Post poco navideño
Nuestra noche navideña igual a las demás. Hablé con mi madre y con una de mis tías, Beatriz, la más joven, tiene siete años más que yo.
De mis ti@s he sido casi una hermana, tenemos una relación muy estrecha.
Mi madre está bien, iba a pasar las fiestas con mis primos y algún tío, la otra parte de la familia se reunía en otro sitio.
Bety me contó que le detectaron una infección de virus del papiloma en el cerviz, no es grave, ahora cada dos meses, en principio, tendrá que hacerse pruebas para que no se desarrollé y pase a ser cáncer.
No es grave y me dio miedo por ella, es tan larga la lucha contra el cáncer. Este año, dos de mis amigas lo tienen, una de ellas tiene el cronometro puesto, la otra aún tiene posibilidades.
Marcela, en un día de muy poco ánimo, me pregunto si yo creía en Dios. Le dije que no, que creía en la medina, aun así le dije que si le reconfortaba ir a la iglesia, que lo hiciera. Otro día me preguntó si era necesario la ayuda de un psicólogo. Al final ni lo intentó, la lista de espera de la Seguridad Social es inmensa, en caso de que te atienda, solo lo puedes ver una vez cada quince días y eso no sirve.
María está en otra situación, ha pagado con sus seguros privados el tratamiento y va a consulta con el tanatólogo.
María siempre fue mujer de poca fe, la razón era su único imperativo, bajo ella se regía. Ahora recurre a terapias de orinoterapia y escorpión azul. ¿La puedo juzgar por ello? No, también a mí me da un margen de esperanza.
<< Home