jueves, diciembre 25, 2003

Micro asesinos

Tengo la maldita costumbre de contestar encuestas y de acceder a demostraciones. Nunca, nunca... he comprado nada por ninguno de estos medios.
El lunes vino a casa hacer la demostración de una aspiradora, la Kirby.
Sobre las once la maña se presento Olivia una rolliza cubana.
Estuvo casi tres horas pasando la aspiradora por todos lados, demostrado las virtudes del aparatejo, en las cortinas, en el parquet, en los vidrios, en los libros, (se tragó la mitad del lomo de uno de ellos), en los sillones, (también funciona con agua la Kirby)
Como era una demostración tenía que estar ahí, escuchando las explicaciones, así que me fume tres horas escuchando los beneficios de la aspiradora y las maldades del régimen cubano. También le dio tiempo de contarme sobre un novio del que se acordaba, de su actual marido y de las monerías de la nieta.
Cuando llegamos a mi habitación, sacó unas hojas que tenían impresa la ampliación de ácaros. Según me dijo, aumentadas un millón de veces.
Tal iconografía no era gratuita, sino intimidatoria.
Mientras me hablaba de la necesidad de pasar la potente aspiradora al menos una vez al mes por el colchón, debido a que esos asquerosos bichos nos comen mientras dormimos.
---Señorita, e’ que lo àcaro nos devoran, so malo mu malo.

Antes de terminar llegó el supervisor, influido por los anuncios de aparatos a media madrugada, haciéndome preguntas que intuí debía contestar sorprendida y agradecida de este descubrimiento.
Todo iba bien hasta que sacaron los papelitos, para empezar el precio, 2500 euros (si, si, DOS MIL QUINIENTOS EUROS) ha pagar en cómodas sangrías mensuales.
Ahora si, cara de sorpresa.
Mientras esquivaba al raudo vendedor. Olivia recogía los treinta lego-elementos de la Kirby, y los discos de papel con los que demostraba que había trabajado.

Yo seré cena de estos microscópicos caníbales.