sábado, enero 31, 2004

Mi maternidad y mi neurosis

Qué desesperación. Las siete dela mañana, los niños como siempre “perciben” cuando me despierto, no importa si son las diez, o las cuatro de la mañana, sólo duermen seguido si estoy yo al lado. No lo puedo negar, me enfada mucho, muchísimo. Trato de robarle tiempo a mi sueño para trabajar, y al poco tiempo escucho que me reclaman.
Hay días que tengo ganas de llorar, me siento impotente y frustrada. Porque una vez que se levantan es un continuo reclamo de atención, es normal, soy su madre pero a veces me agobia.
Tienen su padre al lado y no le hacen caso. ¿cuánto durará el Edipo?
Claro, luego tengo remordimientos y me siento culpable. Por supuesto, mis hijos ni lo notan, ellos son felices reclamando el cariño de mamá, compitiendo por la atención de mamá, contando todo a mamá.
Están tan poco acostumbrados a mis regaños que cuando lo hago lloran desconsoladamente.
Saltimbanqui me dijo un día.
-Mamá, no me grites que me duele aquí, y su mano se posaba en el pecho.
¡qué difícil ser madre! ¡qué desgaste no querer ser sólo madre!