Las fiestas dicembrinas
Las fiestas dicembrinas agudizan el mal de amor, las fracturas familiares parecen la Falla de San Andrés, y la familia se siente aludida y eludida según sea el caso.
Mi madre está ahí, en la frontera irreal que le marca su “enfermedad”. Volvemos a esa historia repetida, de callar lo que sentimos, de no saber cómo ayudarla, ni como evitar que sienta la conspiración.
El humor negro nos salva, mis tíos le pusieron la innombrable, y yo, sabiendo que ve conspiraciones en todos lados, la Peje,
Ayer hablé al teléfono de ayuda psicológica, pero apenas me pudieron ayudar, me derivaron al hospital psiquiátrico Fray Bernandino, ése donde el recepcionista está ebrio; después de media hora de espera y ver a una niña espulgar su torta de imaginarias hormiga, una niña que no paraba de llorar, llevaba dos días nos contaron sus familiares, una mujer que empujaba la pared, entiendes que recurra a un poco de alcohol para superar lo irreal de esas realidades es poco.
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