La periodista mexicana Lydia Cacho amenazada de muerte
En relación a la detención de la periodista Lydia Cacho EL CONSEJO DE LAS MUJERES DEL MUNICIPIO DE MADRID INFORMA: TANTO EL CONSEJO DE LAS MUJERES DEL MUNICIPIO DE MADRID COMO LA PLATAFORMA DE MUJERES ARTISTAS CONTRA LA VIOLENCIA DE GENERO, fuimos informadas inmediatamente de su detención poniendonos al habla con la Embajada de España en DF y con el Centro Cultural de España, quienes actuaron de forma inmediata y resolvente.
Desde le Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid, agradecemos su colaboración, pero las asociaciones de mujeres tenemos que seguir atentas y realizar seguimiento de unas actuaciones que cuestionan si en Mexico existe el estado de derecho. Vamos a iniciar una campaña de apoyo a Lydia Cacho. correo enviado por la RED FEMINISTA.
Desde le Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid, agradecemos su colaboración, pero las asociaciones de mujeres tenemos que seguir atentas y realizar seguimiento de unas actuaciones que cuestionan si en Mexico existe el estado de derecho. Vamos a iniciar una campaña de apoyo a Lydia Cacho. correo enviado por la RED FEMINISTA.
La periodista mexicana denuncio una red de pederatria en la que participaban ricos empresarios y "personalidades" de la vida política mexicana. Detenida ilegalmente y "desaparecida" durante varias horas por miembros de la AFI, sí, esa agencia policial ligada al narcotráfico, al secuestro y reclutamiento de sicarios.
Detienen en Cancún a la periodista Lydia Cacho17-diciembre-05 NaCIONAL
Agentes de la Policía Judicial de Puebla cumplimentaron una orden de aprehensión contra la periodista por cargos de difamación
La periodista Lydia Cacho, autora del libro Los Demonios del Edén, publicado por Editorial Grijalbo este año, fue detenida en Cancún por agentes de la Policía Judicial de Puebla bajo cargos de difamación y calumnias presentados por Camil Nacif Borge, conocido como El rey de la mezclilla y trasladada a esa entidad, confirmó a MILENIO el procurador Bello Melchor Rodríguez Carrillo.La orden de aprehensión fue librada el 12 de octubre por la juez quinto penal de Puebla, Rosa Felia Pérez González, explicó el funcionario, quien expresó con énfasis que "no es un asunto que corresponde a Quintana Roo, sino a Puebla".Sin duda es algo penoso, dijo, se trata de una periodista. No conozco al denunciante, sólo sabemos que se trata de una persona con mucho dinero, comentó.Lydia Cacho es editorialista del noticiero local de Tv Azteca y directora de la revista Cancunníssimo, además es presidenta del Centro Integral de Atención a la Mujer, en donde se ofrece atención y apoyo a mujeres maltratadas, madres solteras y víctimas de pederastia.También es autora del libro Las provincias del Alma, texto que examina y denuncia el machismo, la doble moral y la discriminación en la sociedad mexicana.Su libro Los Demonios del Edén es una recopilación del affaire generado luego de la aprehensión del empresario libanés Jean Succar Kuri, denunciado por pederastía inicialmente por Edith Lorena Cetina Encalada, madre de uno de los menores supuestamente vejados por el hotelero.En el texto, publicado inicialmente por Random House Mondatori Editores y hace unas semanas por Grijalbo, se menciona a Nazif Borge, como uno de los anfitriones de las fiestas organizadas por Succar Kuri en donde supuestamente se pervertía a niños. También figuran importantes figuras de la escena política nacional.Al estallar el escándalo, Succar Kuri desapareció de Cancún, pero una investigación de un diario local permitió ubicarlo en Estados Unidos, en donde fue detenido con fines de extradición y recluído en la prisión del estado de Arizona.La principal acusadora de Succar Kuri, Lorena Cetina Encalada, se retractó de sus argumentos y retiró los cargos contra el hotelero y restaurantero.Lydia Cacho fue detenida a la una de la tarde al llegar a sus oficinas del CIAM, en la Calle Poniente 66, por agentes que viajaban en dos vehículos, uno de ellos con placas del estado de Puebla, informó la trabajadora social Virginia Pimentel.Dijo que en el CIAM se encontraba presente la abogada Araceli Andrade Taloma, pero ante la orden de aprehensión "ya no se pudo hacer nada".Explicó también que Lydia Cacho, antes de ser capturada, era escoltada por dos agentes de la AFI, pero los judiciales poblanos exhibieron la orden de la juez de Puebla, por lo que ya no consiguieron impedir que cumplieran con su tarea.Desde la publicación de Los demonios del Edén, Cacho comenzó a ser hostigada y a recibir amenazas de muerte por su trabajo de investigación, en el que apoya la denuncia de pederastía contra Succar Kuri.Cacho menciona en su texto cómo en junio de 1975, Nacif Borge, gracias a sus influencias en los servicios de Migración en el aeropuerto mexicano por sus negocios de importación, pudo detener la deportación al Líbano de Succar Kuri, quien carecía de permiso para trabajar en México."Camel miró a Succar y le preguntó de dónde eran; charlaron un momento y Nacif les dijo: "Suelten al paisano, yo me encargo de arreglarle los papeles".Cacho asegura que desde entonces ambos fueron "compadres", y que el pederasta fue socio en varias ocasiones de Nacif Borge. Apoyándose en las declaraciones del ex administrador de Succar, Cacho menciona que en su sociedad, "Nacif ponía el dinero y Succar el nombre". Según esa fuente, a Camel la relación le venía bien porque así distraía al fisco.Entrevistada por Cimacnoticias el pasado mes de mayo sobre el juicio de extradición a México de Kuri desde Estados Unidos, Lidia Cacho cuestionó el desempeño de la Procuraduría General de la Republica, sobre todo ante los señalamientos que hizo en su momento el ex procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, en Cancún, al asegurar que el caso era una investigación del crimen organizado que involucraba, además de la pornografía y la prostitución infantil, lavado de dinero.
Fernando Meraz y Esther de la Rosa • Quintana Roo y Ciudad de México
informacion enviada por MUJERES EN RED
Lydia Cacho (MEXICO) en peligro!!!Madrid 17 de diciembre 2005Enviamos este mensaje urgente para denunciar la situación en la que seencuentra en estos momentos Lydia Cacho, (madrugada del sábado enEspaña. Tarde de viernes en Mexico)La periodista mexicana, amenzada de muerte por la denuncia que harealizado de redes de tráfico y prostitución en Cancún, ha sido detenidaesta noche en Cancún por supuestos efectivos de la policía judicial dePuebla quienes al parecer se la han llevado en coche (de Cancún a Pueblahay más de 20 horas de trayecto) dejandola incomunicada desde hace yavarias horas. El motivo... una supuesta querella por difamación porparte de alguna de las personas que Lydia denunció en la trama de redesy prostitución de menores.Hasta esta tarde, Lydia no había previamente recibido ningún tipo denotificación y se han violado todas las garantías legales en su detención.Se la han llevado del CIAM, el centro de acogida de mujeres maltratadasque dirige Lydia en Cancún a la procuraduría y allí, impidiendo elcontacto con su abogada, los supuestos agentes se la han llevado por lapuerta trasera.EN ESTOS MOMENTOS SE ENCUENTRA DESPARECIDA. NADIE SABE DECIR DONDE ESTÁY TEMEMOS ABSOLUTAMENTE POR SU INTEGRIDAD FÍSICA.Exigimos a las diversas autoridades mexicanas federales y estatales enPuebla, garantías para la seguridad de Lydia Cacho.Os pedimos máxima movilización.Enviar mensajes urgentes a las embajadas de Mexico en los diferentespaíses haciendo al gobierno mexicano responsable de la vida de Lydia Cacho.Movilizar las organizaciones internacionales en defensa de los DDHHPedir a las embajadas europeas en Mexico se movilicen para localizar aLydia Cacho.Lydia Cacho tiene que aparecer!!!!! El origen de la historia... "LaJornada"<http://www.jornada.unam.mx/2005/02/13/038n1soc.php>En febrero habíamos iniciado una campaña internacional pidiendo laprotección de Lydia:<http://www.mujeresenred.net/article.php3?id_article=110>Mujeres en Red
LIDIA CACHO NOS INFORMA DE SU DETENCION
18 diciembre 2005
Nunca cuestionaré el derecho de una persona que se siente calumniada a demandar a una periodista. Todos los y las profesionales estamos sujetas a ello.
En los tribunales se debe ventilar con pruebas el hecho de si hubo o no una calumnia en un trabajo periodístico. En el peor de los casos se trata, según la ley, de un delito menor, que alcanza fianza si se responde a los citatorios.
Sin embargo, en este caso, se trata de algo mucho más grave.
Mi trabajo profesional como periodista, en este caso particular, se vincula directamente al otro oficio igual de importante en mi vida: el trabajo de protección y atención directa a mujeres y niñas víctimas de violencia.
Primero: Las cosas fueron maquinadas para fabricar una orden de arresto. Cuando hay una denuncia por difamación la o el juez pide que la o el periodista acuda para responder a la demanda. El problema es que a mí los citatorios del juez nunca me llegaron, pero al juzgado le hicieron pensar que yo los ignoré. Ese desacato, del que yo estaba ajena, es lo que desencadenó la orden de aprehensión por parte del juez quinto de lo penal en Puebla, ciudad en donde origina la denuncia mi demandante, a 1,500 kilómetros de Cancún.
Esta es una violación a mis garantías individuales más elementales, porque no se puede girar una orden de aprehensión sin asegurarse de que la o el acusado no ha recibido los citatorios. Violaron mis garantía constitucionales de los artículos 14,16 y 20 que aseguran mi derecho a ser escuchada ante los tribunales.
Segundo: Una vez lograda la orden de aprehensión, se orquestó todo un operativo para desencadenar un verdadero infierno sobre mi persona.
- Se traslada desde Puebla un convoy de dos autos con cinco judiciales; y a ellos se incorporan al menos otros tres vehículos en Quintana Roo, para efectuar un operativo sobre mi persona digno de la aprehensión de un capo del narcotráfico.
- La detención se realizó el viernes a las 12:30 al arribar yo a mi oficina. Me rodean cuatro judiciales armados para subirme a un vehiculo, escoltados por cuatro vehículos. El despliegue me hizo pensar lo peor en ese momento. Luego se confirmaría.
- Fui llevada a la Procuraduría de Quintana Roo, porque una diligencia de otro estado requiere la autorización de la Procuraduría local. Lo que normalmente es un trámite de varias horas sospechosamente se hizo en versión fast track, en no más de 20 minutos.
Un "secuestro legal"
- Se hizo la estrategia para deshacerse de la custodia de agentes de la AFI que me asignó el gobierno federal luego de las numerosas amenazas de muerte que he recibido. En el momento en que me aprehendieron, los AFIs no estaban conmigo, pero llegaron tras de mi a la procuraduría estatal en Cancún. Los judiciales poblanos les aseguraron a los agentes federales que podrían acompañarme en el recorrido por carretera a Puebla. Pero tan pronto hicieron su gestión, me sacaron por la puerta trasera, engañándome y asegurando que iríamos por mi gente, me forzaron a entrar a un auto y se dieron "a la fuga", para tomar la carretera.
- En las oficinas de la Procuraduría se me hizo un examen médico que establece el hecho de sufrir de bronquitis, de encontrarme en recuperación de una neumonía y de la inconveniencia de trasladarme en un viaje largo por carretera. La médica legista responsable expidió el certificado correspondiente, pero los judiciales me sacaron antes de que llegase mi expediente médico del hospital. Cabe señalar, que en estos casos de enfermedad la ley contempla la posibilidad de que el desahogo de pruebas se haga a distancia, o el traslado por vía aérea (1:45 hrs Cancún-Puebla).
- Durante mi detención no permitieron acceder a teléfonos ni contacto con mi abogado. Me impidieron tomar medicinas o ropa de abrigo para el viaje a Puebla; les insistí en mi derecho a la salud y me aseguraron que me acompañarían por mis medicamentos y un suéter antes de salir.
- La "fuga" se realizó con el apoyo de judiciales de Quintana Roo, quienes escoltaron al convoy para permitir que escaparan con fluidez sobre el tránsito local. Participaron al menos una decena de agentes locales para sacarme a la carretera.
Tortura psicológica y de la otra
Las primeras horas en la carretera me hicieron sentir que el secuestro podría terminar en algo peor. Trato hostil, negativa a permitirme alguna llamada, groserías. Entre ellos comenzaron a conversar las ocasiones en que habían muerto otros prisioneros. Habían leído historias sobre mi en Internet y hacían referencia a un "tipo de Torreón que me quería matar". Me aseguraron que querían pasar a ver el mar en la noche; me preguntaron si sabía nadar, y uno de ellos habló sobre "la gente que se ahoga". Me preguntaron por mi libro "sobre un pederasta" y hablaron sobre cómo en las cárceles se viola a los que se meten "en eso". A mi me llevarían a la cárcel.
En las 20 horas que transcurrimos por carreteras, sólo me dieron alimento y bebida en una ocasión. Durante las primeras horas me negaban la posibilidad de detenernos para ir a algún baño. A lo largo del traslado y pese al empeoramiento de mi afección pulmonar se negaron a detenerse para comprar algún medicamento.
Nunca sabré si realmente estaban esperando alejarse de la península, para proceder a ejercer algún tipo de agresión física, pero me transmitían todas las señales en eses sentido.
Por fortuna, en algún momento, luego de algunas horas, recibieron una llamada de sus superiores, a partir de lo cual el trato fue menos agresivo, fue cambiante, a ratos amable y otros hostil. Luego pude enterarme de que la presión de las ONGs y de las redes de periodistas, enteradas de mi "secuestro", había propiciado llamadas al gobernador de Puebla para hacerlo responsable de mi integridad. La misma PGR, quien se encontraba a cargo de mi custodia, hizo un señalamiento al gobierno de Puebla en el sentido de que lo hacía responsable de lo que pudiera pasarme en el camino, toda vez que ellos me habían dejado en la indefensión.
Poco antes de llegar a Puebla, en la caseta de entrada, nos interceptó un vehículo para que dos mujeres de la policía intercambiaran lugares con mis captores. La procuraduría de Puebla había informado a los medios que me habían detenido y trasladado mujeres policías, acompañadas de un representante de derechos humanos. Eso es absolutamente falso, aunque lograron mostrar su mascarada para que yo entrara a las oficinas en Puebla flanqueada por mujeres.
Una vez en Puebla, el trámite de mi presentación ante el juez fue lenta y tortuosa. No se me ahorró ninguna de las molestias: detención en un calabozo inmundo, foto de rigor, revisión médica con desnudez, al lado de un cuarto lleno de judiciales con una mampara transparente de por medio.
Finalmente salí a las 15:00 horas, luego de fincarse una fianza de $70,000 pesos pagaderos en efectivo, aunque originalmente era de $108,000 pesos. Hasta el último momento fui advertida de que el trámite no podría terminarse a tiempo Los bancos cierran en sábado a las 2 de la tarde y no me sacaban de la cárcel para declarar ante la Juez (estaban haciendo tiempo) y que me tendría que quedar hasta el 2 de enero, es decir 17 días más tarde.
En resumen:
En el escenario más optimista, lo que se orquestó fue una orden de aprehensión artificial para tener la posibilidad de inflingirme el mayor castigo posible; una especie de vendetta por haberme atrevido a hablar de los poderosos. El traslado, el despliegue desproporcionado de recursos policíacos, la tortura física y psicológica y el típico sabadazo que intentaban aplicarme formaron parte de una maquinación que solo puede explicarse por la "compra" de la justicia por un particular para afectar a una periodista y defensora de derechos humanos.
En el peor escenario, en el caso de que mi equipo y las redes de mujeres y periodistas no hubieran denunciado a tiempo para exhibir este "secuestro legal", podríamos temernos incluso lo peor. Una ley fuga o alguna agresión física.
Lo cierto es que una simple denuncia por calumnia, improcedente -porque tengo las pruebas de lo que publiqué-, consiguió lo que agresores de mujeres y otros delincuentes de alto calibre no habían logrado en todos mis años como periodista y activista feminista contra la violencia: sacarme de mi ciudad, despojarme de la protección y dejarme completamente indefensa y vulnerable durante más de 20 horas, en zonas aisladas y deshabitadas, sin saber si podría peder la vida a manos de quienes deben impartir justicia.
Agentes de la Policía Judicial de Puebla cumplimentaron una orden de aprehensión contra la periodista por cargos de difamación
La periodista Lydia Cacho, autora del libro Los Demonios del Edén, publicado por Editorial Grijalbo este año, fue detenida en Cancún por agentes de la Policía Judicial de Puebla bajo cargos de difamación y calumnias presentados por Camil Nacif Borge, conocido como El rey de la mezclilla y trasladada a esa entidad, confirmó a MILENIO el procurador Bello Melchor Rodríguez Carrillo.La orden de aprehensión fue librada el 12 de octubre por la juez quinto penal de Puebla, Rosa Felia Pérez González, explicó el funcionario, quien expresó con énfasis que "no es un asunto que corresponde a Quintana Roo, sino a Puebla".Sin duda es algo penoso, dijo, se trata de una periodista. No conozco al denunciante, sólo sabemos que se trata de una persona con mucho dinero, comentó.Lydia Cacho es editorialista del noticiero local de Tv Azteca y directora de la revista Cancunníssimo, además es presidenta del Centro Integral de Atención a la Mujer, en donde se ofrece atención y apoyo a mujeres maltratadas, madres solteras y víctimas de pederastia.También es autora del libro Las provincias del Alma, texto que examina y denuncia el machismo, la doble moral y la discriminación en la sociedad mexicana.Su libro Los Demonios del Edén es una recopilación del affaire generado luego de la aprehensión del empresario libanés Jean Succar Kuri, denunciado por pederastía inicialmente por Edith Lorena Cetina Encalada, madre de uno de los menores supuestamente vejados por el hotelero.En el texto, publicado inicialmente por Random House Mondatori Editores y hace unas semanas por Grijalbo, se menciona a Nazif Borge, como uno de los anfitriones de las fiestas organizadas por Succar Kuri en donde supuestamente se pervertía a niños. También figuran importantes figuras de la escena política nacional.Al estallar el escándalo, Succar Kuri desapareció de Cancún, pero una investigación de un diario local permitió ubicarlo en Estados Unidos, en donde fue detenido con fines de extradición y recluído en la prisión del estado de Arizona.La principal acusadora de Succar Kuri, Lorena Cetina Encalada, se retractó de sus argumentos y retiró los cargos contra el hotelero y restaurantero.Lydia Cacho fue detenida a la una de la tarde al llegar a sus oficinas del CIAM, en la Calle Poniente 66, por agentes que viajaban en dos vehículos, uno de ellos con placas del estado de Puebla, informó la trabajadora social Virginia Pimentel.Dijo que en el CIAM se encontraba presente la abogada Araceli Andrade Taloma, pero ante la orden de aprehensión "ya no se pudo hacer nada".Explicó también que Lydia Cacho, antes de ser capturada, era escoltada por dos agentes de la AFI, pero los judiciales poblanos exhibieron la orden de la juez de Puebla, por lo que ya no consiguieron impedir que cumplieran con su tarea.Desde la publicación de Los demonios del Edén, Cacho comenzó a ser hostigada y a recibir amenazas de muerte por su trabajo de investigación, en el que apoya la denuncia de pederastía contra Succar Kuri.Cacho menciona en su texto cómo en junio de 1975, Nacif Borge, gracias a sus influencias en los servicios de Migración en el aeropuerto mexicano por sus negocios de importación, pudo detener la deportación al Líbano de Succar Kuri, quien carecía de permiso para trabajar en México."Camel miró a Succar y le preguntó de dónde eran; charlaron un momento y Nacif les dijo: "Suelten al paisano, yo me encargo de arreglarle los papeles".Cacho asegura que desde entonces ambos fueron "compadres", y que el pederasta fue socio en varias ocasiones de Nacif Borge. Apoyándose en las declaraciones del ex administrador de Succar, Cacho menciona que en su sociedad, "Nacif ponía el dinero y Succar el nombre". Según esa fuente, a Camel la relación le venía bien porque así distraía al fisco.Entrevistada por Cimacnoticias el pasado mes de mayo sobre el juicio de extradición a México de Kuri desde Estados Unidos, Lidia Cacho cuestionó el desempeño de la Procuraduría General de la Republica, sobre todo ante los señalamientos que hizo en su momento el ex procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, en Cancún, al asegurar que el caso era una investigación del crimen organizado que involucraba, además de la pornografía y la prostitución infantil, lavado de dinero.
Fernando Meraz y Esther de la Rosa • Quintana Roo y Ciudad de México
informacion enviada por MUJERES EN RED
Lydia Cacho (MEXICO) en peligro!!!Madrid 17 de diciembre 2005Enviamos este mensaje urgente para denunciar la situación en la que seencuentra en estos momentos Lydia Cacho, (madrugada del sábado enEspaña. Tarde de viernes en Mexico)La periodista mexicana, amenzada de muerte por la denuncia que harealizado de redes de tráfico y prostitución en Cancún, ha sido detenidaesta noche en Cancún por supuestos efectivos de la policía judicial dePuebla quienes al parecer se la han llevado en coche (de Cancún a Pueblahay más de 20 horas de trayecto) dejandola incomunicada desde hace yavarias horas. El motivo... una supuesta querella por difamación porparte de alguna de las personas que Lydia denunció en la trama de redesy prostitución de menores.Hasta esta tarde, Lydia no había previamente recibido ningún tipo denotificación y se han violado todas las garantías legales en su detención.Se la han llevado del CIAM, el centro de acogida de mujeres maltratadasque dirige Lydia en Cancún a la procuraduría y allí, impidiendo elcontacto con su abogada, los supuestos agentes se la han llevado por lapuerta trasera.EN ESTOS MOMENTOS SE ENCUENTRA DESPARECIDA. NADIE SABE DECIR DONDE ESTÁY TEMEMOS ABSOLUTAMENTE POR SU INTEGRIDAD FÍSICA.Exigimos a las diversas autoridades mexicanas federales y estatales enPuebla, garantías para la seguridad de Lydia Cacho.Os pedimos máxima movilización.Enviar mensajes urgentes a las embajadas de Mexico en los diferentespaíses haciendo al gobierno mexicano responsable de la vida de Lydia Cacho.Movilizar las organizaciones internacionales en defensa de los DDHHPedir a las embajadas europeas en Mexico se movilicen para localizar aLydia Cacho.Lydia Cacho tiene que aparecer!!!!! El origen de la historia... "LaJornada"<http://www.jornada.unam.mx/2005/02/13/038n1soc.php>En febrero habíamos iniciado una campaña internacional pidiendo laprotección de Lydia:<http://www.mujeresenred.net/article.php3?id_article=110>Mujeres en Red
LIDIA CACHO NOS INFORMA DE SU DETENCION
18 diciembre 2005
Nunca cuestionaré el derecho de una persona que se siente calumniada a demandar a una periodista. Todos los y las profesionales estamos sujetas a ello.
En los tribunales se debe ventilar con pruebas el hecho de si hubo o no una calumnia en un trabajo periodístico. En el peor de los casos se trata, según la ley, de un delito menor, que alcanza fianza si se responde a los citatorios.
Sin embargo, en este caso, se trata de algo mucho más grave.
Mi trabajo profesional como periodista, en este caso particular, se vincula directamente al otro oficio igual de importante en mi vida: el trabajo de protección y atención directa a mujeres y niñas víctimas de violencia.
Primero: Las cosas fueron maquinadas para fabricar una orden de arresto. Cuando hay una denuncia por difamación la o el juez pide que la o el periodista acuda para responder a la demanda. El problema es que a mí los citatorios del juez nunca me llegaron, pero al juzgado le hicieron pensar que yo los ignoré. Ese desacato, del que yo estaba ajena, es lo que desencadenó la orden de aprehensión por parte del juez quinto de lo penal en Puebla, ciudad en donde origina la denuncia mi demandante, a 1,500 kilómetros de Cancún.
Esta es una violación a mis garantías individuales más elementales, porque no se puede girar una orden de aprehensión sin asegurarse de que la o el acusado no ha recibido los citatorios. Violaron mis garantía constitucionales de los artículos 14,16 y 20 que aseguran mi derecho a ser escuchada ante los tribunales.
Segundo: Una vez lograda la orden de aprehensión, se orquestó todo un operativo para desencadenar un verdadero infierno sobre mi persona.
- Se traslada desde Puebla un convoy de dos autos con cinco judiciales; y a ellos se incorporan al menos otros tres vehículos en Quintana Roo, para efectuar un operativo sobre mi persona digno de la aprehensión de un capo del narcotráfico.
- La detención se realizó el viernes a las 12:30 al arribar yo a mi oficina. Me rodean cuatro judiciales armados para subirme a un vehiculo, escoltados por cuatro vehículos. El despliegue me hizo pensar lo peor en ese momento. Luego se confirmaría.
- Fui llevada a la Procuraduría de Quintana Roo, porque una diligencia de otro estado requiere la autorización de la Procuraduría local. Lo que normalmente es un trámite de varias horas sospechosamente se hizo en versión fast track, en no más de 20 minutos.
Un "secuestro legal"
- Se hizo la estrategia para deshacerse de la custodia de agentes de la AFI que me asignó el gobierno federal luego de las numerosas amenazas de muerte que he recibido. En el momento en que me aprehendieron, los AFIs no estaban conmigo, pero llegaron tras de mi a la procuraduría estatal en Cancún. Los judiciales poblanos les aseguraron a los agentes federales que podrían acompañarme en el recorrido por carretera a Puebla. Pero tan pronto hicieron su gestión, me sacaron por la puerta trasera, engañándome y asegurando que iríamos por mi gente, me forzaron a entrar a un auto y se dieron "a la fuga", para tomar la carretera.
- En las oficinas de la Procuraduría se me hizo un examen médico que establece el hecho de sufrir de bronquitis, de encontrarme en recuperación de una neumonía y de la inconveniencia de trasladarme en un viaje largo por carretera. La médica legista responsable expidió el certificado correspondiente, pero los judiciales me sacaron antes de que llegase mi expediente médico del hospital. Cabe señalar, que en estos casos de enfermedad la ley contempla la posibilidad de que el desahogo de pruebas se haga a distancia, o el traslado por vía aérea (1:45 hrs Cancún-Puebla).
- Durante mi detención no permitieron acceder a teléfonos ni contacto con mi abogado. Me impidieron tomar medicinas o ropa de abrigo para el viaje a Puebla; les insistí en mi derecho a la salud y me aseguraron que me acompañarían por mis medicamentos y un suéter antes de salir.
- La "fuga" se realizó con el apoyo de judiciales de Quintana Roo, quienes escoltaron al convoy para permitir que escaparan con fluidez sobre el tránsito local. Participaron al menos una decena de agentes locales para sacarme a la carretera.
Tortura psicológica y de la otra
Las primeras horas en la carretera me hicieron sentir que el secuestro podría terminar en algo peor. Trato hostil, negativa a permitirme alguna llamada, groserías. Entre ellos comenzaron a conversar las ocasiones en que habían muerto otros prisioneros. Habían leído historias sobre mi en Internet y hacían referencia a un "tipo de Torreón que me quería matar". Me aseguraron que querían pasar a ver el mar en la noche; me preguntaron si sabía nadar, y uno de ellos habló sobre "la gente que se ahoga". Me preguntaron por mi libro "sobre un pederasta" y hablaron sobre cómo en las cárceles se viola a los que se meten "en eso". A mi me llevarían a la cárcel.
En las 20 horas que transcurrimos por carreteras, sólo me dieron alimento y bebida en una ocasión. Durante las primeras horas me negaban la posibilidad de detenernos para ir a algún baño. A lo largo del traslado y pese al empeoramiento de mi afección pulmonar se negaron a detenerse para comprar algún medicamento.
Nunca sabré si realmente estaban esperando alejarse de la península, para proceder a ejercer algún tipo de agresión física, pero me transmitían todas las señales en eses sentido.
Por fortuna, en algún momento, luego de algunas horas, recibieron una llamada de sus superiores, a partir de lo cual el trato fue menos agresivo, fue cambiante, a ratos amable y otros hostil. Luego pude enterarme de que la presión de las ONGs y de las redes de periodistas, enteradas de mi "secuestro", había propiciado llamadas al gobernador de Puebla para hacerlo responsable de mi integridad. La misma PGR, quien se encontraba a cargo de mi custodia, hizo un señalamiento al gobierno de Puebla en el sentido de que lo hacía responsable de lo que pudiera pasarme en el camino, toda vez que ellos me habían dejado en la indefensión.
Poco antes de llegar a Puebla, en la caseta de entrada, nos interceptó un vehículo para que dos mujeres de la policía intercambiaran lugares con mis captores. La procuraduría de Puebla había informado a los medios que me habían detenido y trasladado mujeres policías, acompañadas de un representante de derechos humanos. Eso es absolutamente falso, aunque lograron mostrar su mascarada para que yo entrara a las oficinas en Puebla flanqueada por mujeres.
Una vez en Puebla, el trámite de mi presentación ante el juez fue lenta y tortuosa. No se me ahorró ninguna de las molestias: detención en un calabozo inmundo, foto de rigor, revisión médica con desnudez, al lado de un cuarto lleno de judiciales con una mampara transparente de por medio.
Finalmente salí a las 15:00 horas, luego de fincarse una fianza de $70,000 pesos pagaderos en efectivo, aunque originalmente era de $108,000 pesos. Hasta el último momento fui advertida de que el trámite no podría terminarse a tiempo Los bancos cierran en sábado a las 2 de la tarde y no me sacaban de la cárcel para declarar ante la Juez (estaban haciendo tiempo) y que me tendría que quedar hasta el 2 de enero, es decir 17 días más tarde.
En resumen:
En el escenario más optimista, lo que se orquestó fue una orden de aprehensión artificial para tener la posibilidad de inflingirme el mayor castigo posible; una especie de vendetta por haberme atrevido a hablar de los poderosos. El traslado, el despliegue desproporcionado de recursos policíacos, la tortura física y psicológica y el típico sabadazo que intentaban aplicarme formaron parte de una maquinación que solo puede explicarse por la "compra" de la justicia por un particular para afectar a una periodista y defensora de derechos humanos.
En el peor escenario, en el caso de que mi equipo y las redes de mujeres y periodistas no hubieran denunciado a tiempo para exhibir este "secuestro legal", podríamos temernos incluso lo peor. Una ley fuga o alguna agresión física.
Lo cierto es que una simple denuncia por calumnia, improcedente -porque tengo las pruebas de lo que publiqué-, consiguió lo que agresores de mujeres y otros delincuentes de alto calibre no habían logrado en todos mis años como periodista y activista feminista contra la violencia: sacarme de mi ciudad, despojarme de la protección y dejarme completamente indefensa y vulnerable durante más de 20 horas, en zonas aisladas y deshabitadas, sin saber si podría peder la vida a manos de quienes deben impartir justicia.

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