miércoles, noviembre 30, 2005

De la familia

Ahora hay una generación primos que están en la universidad, distribuidos en contaduría, periodismo, filosofía, biología y medicina, lo curioso de ellos es que forman parte de la bonanza familiar, de ahí que varios de ellos con ilusión estúpida sean egresados de instituciones privadas. Excepto una de ellas, su padre es profesor de CCH, y lo único que le pagó fueron las clases de inglés. Casualmente es la única que ha ganado premios en casi todas sus etapas de estudiante y sin duda ganara la medalla Gabino Barrera.
Esto que no tiene ninguna relevancia viene a colación porque un par de estos primos desertaron de sus universidades privadas, se dieron cuenta que no tenían la excelencia que ellos creían. Otros, porque la carrera que más les gustaba solo la daba esa universidad pública, la más grande de Latinoamérica.

Entre aquellos que nos corre sangre azul y oro por nuestras venas, (los colores de la UNAM) nos indignaba el menosprecio que hacían. En fin, no sabemos si la encuesta de TIMES es fiable, pero nos ha dado la razón en la defensa que hacemos de nuestra universidad y de todas las instituciones públicas.

Hasta el momento he sido la única de mi familia en estudiar en el extranjero.
Fui la primera en cruzar las fronteras del país.
La primera y única en salir de mi casa con veinte años.
El otro día, mi prima me contó algo que me conmovió, dice que entre los recuerdos que guarda de mí, es la imagen de mí sentada en una vieja máquina de escribir, de letra cursiva que una amiga me prestaba para hacer mis trabajos escolares, junto a mí, la grabadora y mi montículo de cassetes, solía escuchar música en otros idiomas, me dijo que ella se sorprendía de que a alguno de su familia le gustaran, le interesan y pudiera entender otras lenguas.
A mí me dio cierta vergüenza, con el paso de los años la imagen de heroína que ella me había construido se ha desmoronado, ella dice que no, pero estoy segura que es un espejismo de su nostalgia.