miércoles, julio 12, 2006

quién tiene la guadaña.

No hace mucho tiempo me decían que mi incapacidad para aceptar mis errores se debía mi feminismo ( al jodido feminismo, dijeron)
La verdad es que dicho así suena muy raro, extraño, extravagante y hasta petulante. Pudiera no parece un insulto.

El feminismo no es una corriente intelectual, es una desconstrucción vital, cotidiana. Cuesta trabajo, observarnos e identificar lo mucho que pesa la cultura, tratar de reconstruir nuestros roles.
Para cambiar nuestra actitud no es necesario leer a Simone, Dana Haraway, Julia Kristeva o Francesca Gargallo.

No por ser cultural deja de ser patológico

Se dice que sobre los asesinatos de mujeres en Chimalhuacan, Estado de México, no son obra de un asesino serial sino de la violencia intra familiar.

Creo que el término violencia intra familiar es el eufemismo que encubre el machismo que vela

En el ministerio público se burlan de las mujeres que quieren denunciar a sus maridos, ni siquiera cuando llevan el cuerpo lesionado.
Los institutos de mujeres aun funcionan muy deficientemente. Los abogados aún no creen la importancia de recuperar a mujer como sujeto digno.

En las últimas semanas he conocido y he escuchado el relato de mujeres maltratadas que tienen una autoestima tan baja que se creen incapaces de salir adelante con apenas treinta años.
Cuadros de violencia familiar, niños que temen la llegada de su padre alcohólico.
Relatos de agresiones donde armas blancas salieron a relucir.
Marcas de muchos tipos.


El horror de dormir junto aquel que hace un par de semanas intento matarlas.

A veces me desencanto y recuerdo lo bien que lo están pasando las “feministas de guadaña” como llamaba mi amiga Teresa a las feministas institucionalizadas. Un traspié, todas cumplimos una función.