martes, agosto 01, 2006

hace un año

Estamos por firmar un acuerdo que implica que los niños se quedan un año con cada uno de los progenitores. ¿Estoy segura de esa decisión? No, tengo miedo.

Me han pasado un montón de cosas por la cabeza,

Mi marido ha pasado por todos los estados de ánimo, amor-odio-rencor porque he sido yo quien decidió romper la relación y eso ha implicado once mil kilómetros de distancia entre los niños y su padre.

En mi familia me aconsejan lo habitual, que él se dedique a darme la pensión alimenticia y que venga de vacaciones a ver a los niños.

Debería hacer eso, creo que no.

Puedo tener quejas como pareja pero como padre no tengo ninguna, ama a sus hijos. Fueron deseados, planeados, los ha cuidado, ha estado con ellos.

Puedo quitarle la oportunidad de ser padre... no de vacaciones, no de manutención?

Puedo quitarle a los niños el derecho a conocer a su padre y también a que su formación este influida por él?

Aceptar que los niños se queden un año completo con él no ha sido una decisión fácil, todavía no lo es.

En la vida de todos los días, me preguntan como me siento, me ven tranquila con pocas personas me he permitido llorar, derrumbarme.

Pienso en mis niños y en el coste social que eso tiene para mí, ya que lo habitual es que los niños se queden con la madre.

Me duele pensar que un año completo no estaré presente en sus broncas, no seré participe de sus ocurrencias, no estarán para pedirme abrazos o para que los consuele con el

“sana, sana, patita de rana sino se te sana hoy se te sanará mañana”

Un año sin esas preguntas locas que me hacen,

Sé todo lo que voy a extrañar y trato de pensar que también su padre tiene derecho a tener esos recuerdos, a construir su relación con todos esos momentos.

Es cierto, ya no estoy enamorada pero sigo queriendo a mi marido por todo lo importante que ha sido para mí.

Parte de su felicidad también depende de mí como madre.

Me siento rota pero tranquila