martes, marzo 09, 2004

Comunicar la mala noticia.

Ayer hablé con Mónica, una amiga argentina, critiana y católica. Mónica aconsejaba a Marcela acercarse a Dios. Mónica va a misa todos los días que tiene libres, sabe los horarios de misa de todas iglesias del pueblo. Es una buena cristiana. No es fanática ni hipócrita. Algunas ocasiones ha intentado convencerme de que bautice a mis hijos.
Su profundo credo y mi escepticismo nunca han chocado. Ayer, le conté que había muerto Marcela, se derrumbó y lloró.
Me dijo, --no lo puedo creer, tenía tanta fe. He rezado mucho.

Sabíamos que a Marcela le preocupaba dejar a su hijo (apenas confiaba en el padre del niño) de cuatro años. Son días tristes.