Mis palabra en otomí.
Mi abuela sabía otomí pero solo lo usaba para mandarnos a la chingada o para pendejearnos dulcemente.
La extraño. La última vez que hablé con ella, veinte días antes de su muerte, me dijo.
-Mi niña linda, flaquita chula. ¿cuándo vienes? ¿Cuando te trae el güero?,
yo ando bailando. (Tics adquiridos con la vejez).
Me hubiera gustado aprender su alegría y su humor negro.
Se murió un viernes por la noche, lo último que le dijo a la enfermera: -¿Qué anda haciendo aquí?, váyase a bailar con el novio, no es día de andar cuidando viejitos cagones.
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