martes, junio 15, 2004

Epilepsia

Mi hermano es epiléptico, lo es desde que tiene cinco años. Dicen que todo se debió a la caída de un caballo. Yo recuerdo muy bien el día, tenía seis años.

Mi abuelo iba en una carreta con la cosecha de ese día, a nosotros nos subió a un caballo medio perezoso, a pie, iban mi padre y mi tío Miguel.
Delante de nosotros otros jinetes con dos caballos y una yegua, creo que fue por una pedrada que los caballos se asustaron, a unos los pudieron controlar sus jinetes, pero la yegua, que iba sola, y nuestro caballo salieron a todo galope. Mi padre y mi tío nos gritaban, páralo, páralo, otro jinete nos alcanzó y daba de voces al caballo, a mí me decía –jala la cuerda. En una de esas maniobras mi hermano salió disparado, cayo al lado de las piedras del río, ahí quedó, inerte, desmayado por el ipacto del golpe. No recuerdo si fuimos al hospital, tal vez no me llevaron, pero si me acuerdo del periplo de mis padres y de los constantes encefalogramas, de los medicamentos y de esa dieta libre de estimulantes. (chocolate, coca cola, café, etc.,)

Mi hermano y yo dormíamos en la misma habitación, siempre era yo quien, algunas noches, gritaba a mis padres, ellos ya sabían que se debía a un episodio de epilepsia, así que llevaban una cuchara para introducirla en la boca de Felipe y evitar con ello que se ahogara con su propia lengua.
Con el tiempo los episodios epilépticos se hicieron infrecuentes, pero aún ahora sigue medicado y con revisiones escefalográficas bianuales.