viernes, julio 22, 2005

Por algún lado hay que empezar.

Yo deseo que la cultura del sujeto a la que pertenezco, sobre todo en función de mi lengua, evlucione hacia una cultura del sujeto sexuado, y no en el sentido deuna destrucción indiscriminada de la subjetividad.
Personalmente, sugiero a las madres [y padres] que no enseñen a sus hijas a ser como los hombres, por el contrario, que eduquen a los hijos varones en las "virtudes sociales propias de las hijas", manteniéndose sexualmente masculinos: saber estar en silencio, tranquilos; hablar suavemetne, abstenerse de juegos ruidosos y violentos, estar atentos a los demás, practicar la humildad y la paciencia, etc.
Respetar estos usos culturales, que a menudo responden a la más elemental cortesía, no perjudicaría la economia de la sexualidad masculina.
Luce Irigaray.