Enquijotiscados estamos.
Desde hace un par de meses el espíritu de Cervantes habita en mi casa, noche tras noche su pluma acaricia el oído de los niños.
Algunas tardes, además de leer el Quijote hemos visto un par de películas que recrean la novela, películas para niños y para “grandes” como dicen mis niños.
Saltimbanqui dice:
Don Quijote está muy loco.
Don Quijote soñaba mucho.
Don Quijote a veces es tonto.
Don Quijote es divertido.
Don Quijote está muy viejo.
Don Quijote está enfermo.
Don Quijote está muy solo.
Luego dice preocupado:
--Mamá, ¿a nosotros nos hará mal leer tantos libros?
--No, nos salvamos porque leemos libros sobre “muchas cosas”.
Con cartón y papel aluminio hemos hecho un par de armaduras, escudos, lanzas y, con una vieja sábana, un blanco Rocinante.
Bisbirije actúa.
Coge lanza, caballo y escudo , si lo llamo por su nombre me corrige:
--Yo soy Alonso Quijano, Don Quijote de la Mancha.
Como era de esperar sus batallas se desarrollan según nuestra lectura: algunas veces lucha contra los “remolinos” (sic) de viento, otras contra leones y las más de las veces contra bellacos que se han pasado al lado oscuro (el eclecticismo no se le da mal)
Rociante de tanto arrastrar sus patas de trapo tiene un color polvoriento pero no por ello deja de mover con gracia su crin.
Todo es paciencia y amor.
Un poco de lectura cada noche, por el momento tienen suficiente pasión para que una amenaza sobre no hacerlo sirve para que se porten bien.
Como diría Ana María Matute:
A los niños más Caperucita y menos Disney.
Algunas tardes, además de leer el Quijote hemos visto un par de películas que recrean la novela, películas para niños y para “grandes” como dicen mis niños.
Saltimbanqui dice:
Don Quijote está muy loco.
Don Quijote soñaba mucho.
Don Quijote a veces es tonto.
Don Quijote es divertido.
Don Quijote está muy viejo.
Don Quijote está enfermo.
Don Quijote está muy solo.
Luego dice preocupado:
--Mamá, ¿a nosotros nos hará mal leer tantos libros?
--No, nos salvamos porque leemos libros sobre “muchas cosas”.
Con cartón y papel aluminio hemos hecho un par de armaduras, escudos, lanzas y, con una vieja sábana, un blanco Rocinante.
Bisbirije actúa.
Coge lanza, caballo y escudo , si lo llamo por su nombre me corrige:
--Yo soy Alonso Quijano, Don Quijote de la Mancha.
Como era de esperar sus batallas se desarrollan según nuestra lectura: algunas veces lucha contra los “remolinos” (sic) de viento, otras contra leones y las más de las veces contra bellacos que se han pasado al lado oscuro (el eclecticismo no se le da mal)
Rociante de tanto arrastrar sus patas de trapo tiene un color polvoriento pero no por ello deja de mover con gracia su crin.
Todo es paciencia y amor.
Un poco de lectura cada noche, por el momento tienen suficiente pasión para que una amenaza sobre no hacerlo sirve para que se porten bien.
Como diría Ana María Matute:
A los niños más Caperucita y menos Disney.
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