jueves, marzo 11, 2004

No hay indignación, solo dolor, un dolor inmenso.

Salí del trabajo a la 13 hrs. Fui a Sol para donar sangre, ya no era necesario, había al menos doscientas personas delante de mí.
Concentración de repulsa.
Las banderas de la Comunidad de Madrid y de España ya estaban a media asta en todos los edificios donde hubiera alguna. En el ayuntamiento, en el Casa de América, en el Circulo de Bellas Artes, El Banco de España.
Había balcones cubiertos de mantas negras.
En Sol, en el kilómetro cero de este país, también salió de la nada un grupo de viejetes pidiendo la vuelta de Franco.
Aún no se sabe el número de muertos que el atentado dejará, hay heridos muy graves en algunos de los hospitales.
Si, todos somos madrileños, todos somos víctimas.
En momentos como éstos, me gustaría tener fe y un credo, volver a rezar. No puedo.