Aziz Al Gazali. El sueño del tiempo.
Copiado de un texto de Alberto Ruy Sánchez.
Soñé que mientras te besaba, tu boca se iba volviendo más profunda, tus labios sabían de pronto ser anchos o delgados según la sed, el hambre, el ansia que teníamos. Tu lengua sabía ser leve anuncio de humedad o invasión total de tus mareas, torrente, marejada en mi boca, en mi cuerpo…
Eras tantas cosas y eras la misma,, que te adoré de mil maneras. En el arco iris de formas que tu cuerpo era, había una sola transformación constante: el canto cada vez más grave de la edad. Cambiábamos juntos. Saboreábamos las nuevas hendiduras de nuestros labios madurando. Nos alegrábamos al comprobar, con la lengua, que en la comisura de nuestros ojos la risa compartida tanto tiempo había dejado ya sus huellas. Líneas de fuga, marcas de acumuladas alegrías. Todo esto sucedía mientras hacíamos el amor sin principio ni fin,, sin buscar una sola cumbre sino muchas repartidas entre tu piel y la mía.
Entre una luna llena y la siguiente o la anterior, porque el tiempo era un río extraño que simultáneamente bajaba y subía. Y había de pronto hendiduras entre nuestros besos por donde parecían asomarse otras personas.
¿Quiénes eran? Tal vez tú y yo mañana. Tal vez ancestros del hombre de nuestros cuerpos. Nuestros sonámbulos.
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