Los celos, el lado oscuro del desamor
Tomado de La Vanguardia
Los expertos dicen que sólo la educación moderará la sed de poseer que lleva al maltrato "Los jueces deberían obligar al violento a recibir terapia"
Una vez puesto en marcha el dispositivo social que intenta dar salida a las víctimas de la violencia doméstica, es hora de hacer frente a una de las causas más habituales de malos tratos: los celos
MARICEL CHAVARRÍA - 12/12/2004BARCELONA
Una vez puesto en marcha el dispositivo social que intenta dar salida a las víctimas de la violencia doméstica, es hora de hacer frente a una de las causas más habituales de malos tratos: los celos
MARICEL CHAVARRÍA - 12/12/2004BARCELONA
El deseo despierta el ansia de posesión, y el ansia de posesión despierta los instintos asesinos". Con esta máxima budista advierte el monje protagonista de Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera a su discípulo, cuando éste conoce a una joven que le descubrirá sentimientos como el amor, los celos y la obsesión. Esa cinta coreana, actualmente en cartelera, transcurre en una ermita flotante rodeada de montañas, pero acaba en tragedia, como tantas crónicas de violencia doméstica que llenan las páginas de la prensa occidental y que, a estas alturas -la cifra de muertas en España a manos de su pareja volverá a rondar el centenar este año-, han dejado de ser consideradas un asunto privado y mucho menos un crimen pasional.Los celos, su fatídico argumento, han sido puestos en cuarentena: el resultado sólo puede ser menos violencia y más educación. UN SENTIMIENTO ILEGÍTIMO. ¿Por qué se sienten los celos?, ¿qué lógica tienen?, ¿hasta dónde hay que consentirlos? Desde luego, vistos desde el ojo ajeno son algo desventajoso y destructivo que debería eliminarse a base de sentido común, pero en medio del ataque de celos, ese control rara vez es absoluto. Los psicólogos coinciden en que el control externo sí es posible, pero la reacción emocional interna es otro cantar. Dolor, agresividad, impotencia... Un cóctel que hoy está muy mal visto. El celoso es políticamente incorrecto pues se dice de él -por extensión a las personas que desarrollan conductas de control sobre la pareja- que considera a la persona amada como a una propiedad. TRISTEZA Y DOLOR. "Los celos, como la tristeza -sostenía Freud-, cuentan entre aquellos estados afectivos que hemos de considerar normales", aunque nunca del todo racionales, pues tienen sus raíces en lo inconsciente y "siguen impulsos muy tempranos de la afectividad infantil...", escribía. Para el padre del psicoanálisis eran de mayor interés las paranoias y otros celos más complejos, como los que denominaba proyectados -los que nacen de las propias infidelidades o del impulso de cometerlas- o los delirantes,que amagan una homosexualidad y llevan al sujeto a imaginar que no es él quien ama, sino su pareja. No obstante, Freud se detuvo a describir los efectos de esos celos más normales: se componen, dijo, de tristeza y dolor por la pérdida del objeto erótico; dolor por la ofensa narcisista; sentimientos hostiles contra el rival preferido y por último, la autocrítica que le responsabiliza a uno mismo de la pérdida. Todo un tormento que tanta gente vive de manera privada, pues no en vano las reacciones celosas son desagradables, y revelarlas a la pareja no es buena estrategia. Expresar enfado, depresión o incluso humillarse al tratar de ganar el afecto y la fidelidad del otro es, sin embargo, algo que a menudo el afectado no puede evitar. ¿SIGNO DE AMOR O DE VIOLENCIA? Pero estas reacciones naturales en la conducta humana poco tienen que ver con el verdadero lado oscuro de esas pasiones: celopatía, ansias de control, orgullo herido, daño social, cólera, resentimiento... ¿Qué ocurre cuando los celos se convierten en algo obsesivo? ¿o cuando el orgullo herido deja al sujeto sin capacidad para controlar su reacción? La escalada de violencia que surge de los celos -que aparentemente se produce en casos aislados y raramente acaba en muerte- va desde el clásico la maté porque era mía hasta el si te vas, me suicido,cubriendo un extenso abanico de ataques verbales, daño psicológivo y -cómo no- físico, muchas veces alimentado por el alcohol o el consumo de drogas. ¿Qué son aquí los celos: signo de amor o síntoma de violencia? LA LIBERACIÓN DE LA MUJER. "A la violencia hacia la mujer se la llamaba antes crimen pasional", apunta la psicoanalista Laura Kait. "Estaba incluso reconocida como una vertiente del amor, todo ello acompañado de la idea de que la mujer tenía que estar en casa y que la posesión era una consecuencia del amor. La liberación femenina implica que la mujer quiere ser amada, pero no poseída como un objeto. Y esto, el dejar de ser tratada como un objeto, es algo que todavía no se ha producido. Desde mediados del siglo XX, las mujeres han venido haciendo este trabajo de reflexión, mientras que los hombres aún no han hecho lo propio respecto al discurso capitalista, para el que también son objetos". FEMINISMO Y MALOS TRATOS. Existen dos posturas divergentes entre los especialistas en violencia doméstica: una vertiente del feminismo no está de acuerdo con alegar que el maltratador ha sido maltratado de pequeño, pues es una manera de justificar su acción, mientras que otros creen que hay que comprenderle. Para Kait, el problema tiene su lado consciente y otro inconsciente, por lo que existe la posibilidad de romper con esa identificación con la ayuda de terapia: "El maltratador también puede escoger su posición como adulto", dice. UNA SITUACIÓN LOCA. Pasaje al acto es como el psicoanálisis denomina el paso a la violencia del maltratador. "Sucede por impotencia, por identificación a nivel inconsciente con el torturador (esa figura que encarna el castigo), por falta de recursos dialogantes y, fundamentalmente, porque no quiere perder", explica esta argentina afincada en Barcelona. "La situación es loca -añade-, pero ¡ojo!, él no es un loco, no es un psicótico, sino un neurótico o un perverso: el primero tiene interiorizada la ley, pero se la salta; el perverso, en cambio, no la tiene interiorizada, sino que la hace por su cuenta. El placer del perverso es la transgresión de la ley". LA INDEFENSIÓN DE LA VÍCTIMA. La víctima de malos tratos se halla psicológicamente indefensa, a merced de fuerzas externas, sin posibilidad de tomar decisiones por sí misma... "Está confusa, el terror que experimenta no le permite pensar", explica el psicólogo especializado en violencia en la familia Jorge Corsi. "Su vulnerabilidad emocional facilita que sea caldo de más abusos y el maltratador percibe esa vulnerabilidad que él mismo ha provocado, lo que le anima más al acoso". ´TE DOY MIS OJOS´. La película de Icíar Bollaín que narra la historia de una mujer maltratada le sirve a Kait como ejemplo de situación per-versa: "Él -explica- no quiere maltratarla, lo hace porque ella no es como debería ser, de modo que fabrica su propia ley; por eso el maltrato es invisible y cerrado, y de ahí que el buen trabajo del feminismo sea hacerlo visible con antelación, dar pautas para identificarlo: ¿chilla, pega al niño, da portazos...?, la próxima vez puede ser tu cabeza. La neurosis y la perversión no permiten tener conciencia del límite. Los violentos tienen un elevado grado de in-fantilismo. El protagonista de Bollaín acaba llorando tras cada acto brutal: "A mí nadie me quiere...". Un niño hace eso: si no me das lo que quiero, pateo, golpeo, muerdo. Los violentos no saben pensar: fantasean, son apasionados, primarios, salvajes. Freud denominaba al niño perverso polimorfo:sin ley. Lo más primario es la perversión, pero a los cinco años todo niño sabe lo que está bien y lo que está mal. La educación es poner la ley en juego. LA POSIBILIDAD DE RAZONAR. "Hay que poner al alcance esta posibilidad, y si la persona no quiere tratarse, los jueces deberían obligarle a recibir terapia. El terapeuta ya se las arreglará para lograr que quiera recibirla", opina Kait. "Esta violencia se ha convertido en un problema social grave y se han dispuesto recursos que solucionen lo social, lo cual está muy bien como primer paso, pero falta abordar las posiciones subjetivas de cada implicado". MÁS INVESTIGACIÓN. Loles Vique, pedagoga y educadora social, considera, asimismo, que habría que ahondar en cada caso y no sumarlos sin más a la lista de un hombre mata a una mujer por el hecho de ser mujer . "Hay que analizar el contexto en el que se ha producido la muerte. Focalizar la atención únicamente sobre la víctima es fomentar una imagen débil de las mujeres que no es real. Parece que se le deja toda la responsabilidad, la necesidad de seguir esforzándose. Mientras tanto, ¿qué está pasando con la responsabilidad de los hombres? Hay que investigar más. Y hablar de la división del trabajo, de tareas productivas y reproductivas, de los roles. Para prevenir, debemos apostar por acciones educativas que arranquen desde la infancia".
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